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Tradiciones peruanas

dicho, y que los cronistas llaman un tesoro. El emperador se lo mandó confiscar, lo puso en la fortaleza de Arévalo y lo sometió á riguroso juzgamiento. La maldita carta venía siempre á dar al traste con todos los misericordiosos propósitos de los jueces, que concluyeron por condenar á Vaca de Castro á la pérdida de su cargo de oidor, señalándole además por lugar de residencia la villa de Pinto, á inmediaciones de Madrid, lo que implicaba carcelería de por vida, Mas Carlos V, poco antes de su abdicación, apiadóse del licenciado y lo rehabilitó y aun concedió mercedes, siendo la principal permitirle introducir en América, sin pago de derechos, quinientas piezas de ébano, ó sea esclavos africanos, En 1561, viejo, viudo, achacoso y abrumado por los desengaños, encerróse Vaca de Castro en el claustro de los agustinos de Valladolid, donde al año siguiente entregó el alma al Creador. En cuanto á su nombre, la famosa Carta de Indias será siempre un cartel clavado en la picota.