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Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo I).djvu/107

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Edipo en Colono

¡Oh extranjero! Habiendo sabido por ésta, que ve por mí y por ella, que vienes oportunamente para informarnos de aquello de que no estamos seguros...

Antes de preguntar más, levántate de ahí, porque estás en un lugar que no puede hollarse.

¿Qué lugar es éste? ¿A cuál de los Dioses está consagrado?

Está prohibido tocarlo y habitarlo. Las terribles Diosas que lo poseen son las hijas de Gea y de Erebo.

¿Bajo qué nombre venerable las invocaré?

Este pueblo acostumbra llamarlas las Euménidas que todo lo ven; pero también les agradan otros nombres. ¿Pues? Tal es mi destino.

¡Plegue á los Dioses que me sean propicias, á mí que las suplico! Pero no saldré de mi sitio en este lugar.


Ciertamente, no me atreveré á arrojarte de este lugar antes de saber de los ciudadanos lo que es preciso hacer.

¡Por los Dioses! ¡Oh extranjero, yo te conjuro, no me rehuses, á mí, vagabundo, responderme á lo que te pregunte!