Ellos me mandan volver.
Pues si te llaman con benevolencia, no está bien que te destierres.
Pero no me han permitido habitar allá abajo, cuando yo lo quería.
¡Oh insensato! La cólera no conduce á nada en la desgracia.
Cuando me hayas oído, entonces aconséjame. Ahora, cállate.
Habla, porque, en efecto, no conviene hablar sin saber.
He sufrido, Teseo, males terribles, y uno sobre otro.
¿Hablas de la antigua deshonra de tu raza?
No, puesto que todos los helenos hablan de ella.
¿Qué mal has sufrido, pues, que sea más fuerte que el hombre?
He aquí lo que me ha ocurrido. He sido arrojado de mi patria por mis hijos mismos, y el regreso me ha sido rehusado para siempre, ¡á mí, parricida!
¿Por qué, pues, te llaman, si no debes habitar cerca de ellos?