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Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo I).djvu/164

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Sófocles

No se podría imaginar esto, amigos.

¿Ha muerto?

De la mejor muerte que se pueda desear. En efecto, ni Ares se ha precipitado sobre él, ni el mar; sino que las comarcas subterráneas que los ojos no pueden ver le han tragado por un destino misterioso. ¡Desgraciada! Una noche funesta oscurece nuestros ojos. ¿A qué tierra lejana, á qué mar agitado iremos, errantes, á vivir una vida lamentable? SÓFOCLES

No sé. ¡Que el sangriento Ades me lleve con mi padre! La vida que me queda no es vida.

¡Oh las más excelentes de las hijas! Puesto que un dios os concede algo de dicha, no os entreguéis á un dolor demasiado grande. No debéis acusar á vuestro destino.


Antistrofa 1

¡Llega uno, pues, á echar de menos sus males! Lo que no es dulce para nadie era dulce para mí cuando le sostenía con mis manos. ¡Oh padre, oh querido padre! ¡Oh tú que estás envuelto por las eternas tinieblas de la tierra, no dejarás nunca de ser amado por mí y por ésta!

Ha tenido... Lo que ha querido. ¿Pues?