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Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo I).djvu/178

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Sófocles

gunos ciudadanos, soportando esto con pena, murmuraban contra mí, moviendo silenciosamente la cabeza; y no doblegaban el cuello bajo el yugo, como conviene, ni obedecían mis mandatos. Sé que han excitado con una recompensa á estos guardianes á hacer eso; porque el dinero es la más funesta de las invenciones de los hombres. Devasta las ciudades, arroja á los hombres de sus casas y pervierte á los espíritus prudentes, para impulsarles á las acciones vergonzosas; enseña las astucias á los hombres y les acostumbra á todas las impiedades. Pero los que han hecho eso por una recompensa no se han atraído mas que castigos ciertos. Si el respeto á Zeus es aún poderoso sobre mí, sabedlo seguramente: digo y juro que, si no traéis ante mí al autor de ese enterramiento, no solamente seréis castigados de muerte, sino colgados vivos, en tanto que no hayáis revelado quién ha cometido ese crimen; aprenderéis para en adelante dónde es preciso buscar el lucro deseado, y que no se le debe obtener por todos los medios; porque muchos son más bien perdidos que salvados por los lucros vergonzosos.

¿Permites que hable de nuevo, ó he de volverme?

¿No sabes que me hieres con tus palabras?

¿Ha sido herido tu oído ó tu alma?

¿Para qué tratas de saber dónde está mi mal?

El que ha cometido el crimen hiere tu alma, y yo hiero tu oído.

¡Ah! Tú has nacido para mi desgracia.

En verdad, yo no he cometido el crimen.