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Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo II).djvu/153

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Electra

Parece que no te cuidas de lo que te digo.

He resuelto ya eso desde hace mucho rato.

Me voy, pues, porque tú no habías de aprobar mis palabras, no más que yo apruebo tu resolución.

Vuelve á la morada. No te acompañaré jamás en lo sucesivo, cualquiera que sea tu deseo, porque es grande tu demencia de perseguir lo que no existe.

Si te crees prudente para ti misma, piensa así; pero, cuando hayas caído en la desgracia, aprobarás mis palabras.

Estrofa I

¿Por qué, pues, vemos á las aves que más alto vuelan y que son más animosas preocuparse del sustento de aquellos de quienes han nacido y que las han criado, y no obramos del mismo modo? Pero por los rayos de Zeus y de Temis Urania! el castigo no perdonará por mucho tiempo á éstos. ¡Oh Fama de los mortales, voz extendida de los que están bajo la tierra, habla á los Atreidas muertos y anúnciales estos oprobios lamentables!

Antistrofa I

Diles el abatimiento de su morada, y que sus hijas, divididas por la discordia, no están ya unidas por la amistad. Sola Electra, abandonada, gimiendo por sus males infini-