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Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo II).djvu/45

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Filoctetes

¡Ay! ¿Qué haré? ¡Pluguiera á los Dioses que nunca hubiese dejado á Esciros; tanto esto me hace sufrir!

No eres un hombre malo, pero sin duda has sido instruído por los malos para hacer cosas vergonzosas. Ahora, cumple lo que has prometido á otros y hazte á la vela, habiéndome devuelto primero mis armas.

¿Qué haremos, oh amigos?

¡Oh el peor de los hombres! ¿qué haces? Déjame ese arco, y vete.

¡Oh Dioses! ¿Qué hombre es éste? ¿No oigo á Odiseo?

Ya lo sabes, yo soy, Odiseo es el que ves.

¡Ay de mí! ¡Traicionado estoy, yo muero! ¡El es, pues, quien me ha cogido y despojado de mis armas!

Yo mismo, sábelo, y no otro. Reconozco todo eso.

Devuélveme mi arco, ¡oh hijo! devuélvemelo.

Nunca lo hará, aunque quisiera; antes bien, te es pre-