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Dos madres
DOÑA MARTA.—Tenemos que redimirle, Pedro; nos lo piden sus padres...
DON PEDRO. Y hay que hacer que nos lo pida tambien nuestra hija.
La cual estaba por su parte ansiando la redención de don Juan. ¿La de don Juan, o la suya propia? Y se decía: «Arrancarle ese hombre y ver cómo es el hombre de ella, el hombre que ha hecho ella, el que se le ha rendido en cuerpo y alma... ¡Lo que le habrá enseñado...! Lo que sabrá mi pobre Juan...! Y él me hará como ella...» De quien estaba Berta perdidamente enamorada era de Raquel. Raquel era su ídolo.
Y