150 CIENCIA Y ACCIÓN
desechados por igualmente perjudiciales tanto el sistema de educar á los niños para nosotros como el opuesto, ó sea el de educarlos para ellos mismos.
El primer caso comprende algunas variedades. Por ejemplo: Ocurre á veces que á los padres, porparecerles uno de sus hijos moral y fisicamente mejor que los otros, olvidan casi por completo á éstos para no preocuparse más que del niño mi- mado; yla consecuencia es que éste, siendo el más consentido, será generalmente el peor educado. Otras veces, si no por egoísmo, educamos á los hijos para nosotros á causa de un autoritarismo mal entendido Tal ocurrirá en el caso en que un padre trate á 1 hijo con excesiva dureza, á la baqueta, como suele decirse. El niño no tendrá otros gustos ni otros deseos que los del padre, el cual le moldeará ó forjará en cierto modo con arreglo á su ideal, sin haberse tomado la molestia de estudiar los gustos é inclinaciones del chiqui- tín, y aun decidirá más adelante según su prefe- rencía, y sin tener para nada en cuenta la voca- ción del chico, la carrera que éste debe seguir.
“A cada paso encontramos ejemplos de esta concepción autoritaria, sobre todo tratándose de las hijas. ¡A cuántas muchachas sin afición y sin gusto para la música se las obliga á aporrear ho- ras y horas las teclas de un piano! ¡e cuántas se las casa, siendo ellas las que debieran elegir marido!,
Este sistema no puede dar buenos resultados, por la sencilla razón de que la educación no se impone por la violencia, sino que se inculca por la sugestión, por la convicción. La naturaleza hu- mana es tal, que siá todo trance forzáisá una persona á ser virtuosa ó sabia, le haréis odiosas la ciencia y la virtud.
En contraposición á este sistema está el de los
