INICIATIVAS FEMENINAS 163
nir y corregir las asociaciones de ideas nocivas; la imaginación y su cultivo; la pereza, sus causas y sus remedios; papel de la madre en la educación intelectual de sus hijos.
Sin duda este programa no es completo; pero es, sin embargo, lo suficientemente extenso para ocupar en su estudio de treinta á cuarenta sesio- nes. Hay, pues, materia para rato.
Y si se objeta que no es precisamente la falta de ésta la que preocupa, sino otra dificultad de primer orden, cual es la de no encontrar un norte ó guía necesario para tratar competentemente las diversas y múltiples cuestiones que se harían figurar en el orden del día, repetiremos que la experiencia, el buen sentido y el tacto femenino suministrarían suficientes indicaciones. Dichos elementos habrían de sugerir multitud de ideas, de anécdotas y de hechos que vendrían á ayudar á las consideraciones puramente teóricas.
Pero para dirigir con fruto y competencia se- mejantes sesiones no basta, es verdad, la expe- riencia y la práctica; son indispensables 'las lec- turas, y, entendiéndolo así, recomendamos las siguientes obras y revistas.
Entre las primeras puede consultarse con pro- vecho: Los niños mal educados, de M. Nicolay; El cuerpo y el alma del niño, del doctor Mauri- ce de Fleury; Cualidades del educador, del abate Gilbert; La formación de la voluntad, y La bon- dad, del mismo autor; La educación de la pureza del abate Fonssagrives; Método que debe seguirse en la dirección de las instituciones de la juventud, por el abate Timon-David; Los folletos sobre la Educación, del abate Simón, cura de Grand-Leez (Bélgica); El niño, por M. Dupanloup. Podríamos alargar esta lista; pero sería inútil, sobre todo en los comienzos.
En cuanto á revistas ó publicaciones periódi- cas, podemos citar la excelente revista belga Edu-
