INICIATIVAS FEMENINAS 237
numerosos; sumados con los de su mismo género debidos á la iniciativa de la iglesia protestante ó á inspiraciones puramente filantrópicas (1), no pasan de dos ó tres mil camas las que tienen en- tre todos disponibles. Y hay en París miles y mi- les de obreras y empleadas en almacenes y casas de comercio que viven en el más peligroso y triste aislamiento (2).
Después de pensar en la vivienda se ha pre- ocupado de la alimentación, y el Sindicato ha tra- tado de procurar á sus obreras alimentos sanos y bien preparados, al precio de coste, y de servír- selos en locales donde estuviesen á cubierto de las galanterías masculinas, pues sabido es que en los bodegones suelen perder el estómago y la virtud estas pobres jóvenes.
Los restaurants de obreras tratan de evitar este doble peligro. No han sido establecidos por el Sindicato de la aguja; pero para completar lo que venimos diciendo sobre las instituciones anejas á las asociaciones profesionales femeninas hemos creído poder hablar de ellos al final de este capí- tulo, con tanto más motivo cuanto que son debi-
(1) Entre ellos citaremos los de l Union internationale des Amies de la jeune fille (40, rue Denfert-Rochereau), CEuvre familiale des Ouvriéres (74, rue d'Hauteville), ? Hótellerie de l' Armée du salut (rue Fontaine-au-Roi, 10, plaza de la Re- pública), y sobre todo los de la Société philanthropique, ex- clusivos para la clientela femenina. La mayor parte de estas “casas de familia, tienen un salón común donde las obreras se reúnen y donde tienen á su disposición piano, libros, pe- riódicos.
(2) Es conmovedora esta respuesta que dió á Georges Picot la superiora de una de estas casas: “Cuando queda un cuarto desocupado recibimos quince peticiones á la vez. Las solicitudes son apremiantes, las cartas de recomendación se multiplican. Nos es preciso escoger, y os aseguro que es muy cruel ese momento, porque si hay diez aspirantes, estamos seguros le que las nueve jóvenes rechazadas antes de mucho se habrán perdido.
