SOBRE FEMINISMO
se resuelve decididamente en bien, en cuanto se consideran los efectos remotos, aun sin tomar en cuenta ese coeficiente positivo, aunque indetermi- nable y de un orden de magnitud superior, que hay que agregar siempre, como un factor decisivo, a los bienes calculables, en cada caso, de la verdad.
Me propongo, pues, analizar los problemas con que tiene que ver la lucha entre “feministas” y “anti-feministas”, y, después de haber separado convenientemente esos problemas, dar mi opinión sobre cada uno de ellos.
Son, en grueso, los siguientes :
Uno, el del sufragio, el relativo a la capacidad política de la mujer; el primero en que se piensa, aunque no sea el más importante, y el que se pue- de tratar mejor separadamente, no solamente por- que en la lucha práctica es el más ostensible — y hasta por él se tiende a dar nombre a la tendencia— sino porque las razones que más deben pesar en él son, como lo veremos, de orden muy especial, lo que hace que ese problema sea el más aislable.
Después vienen, con el problema de la capaci- dad civil, varios otros muy correlacionados, que son, desde luego, los de la actividad social de la mujer, su acceso a los cargos públicos, su acceso a las profesiones y carreras, problemas separables, en rigor, pero que es preferible tratar conjunta- mente por sus conexiones recíprocas. (Por su si- milaridad y relaciones con esos problemas, convie-
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