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Página:Viaje al Interior de Tierra del Fuego (1906).pdf/85

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CAPÍTULO VII


El cerro Hedicióu. — Marcha del Fagnano. — Río Cerri.

Habiendo terminado los trabajos de aquel campamento sobre la orilla occidental del lago Ch'eépel, aparejamos y emprendimos la marcha á las 4.35 con el desco de llegar, rumbo al Oeste, al pié de la sierra que en aquella dirección parecía ser la parte occidental de la cadena Norte del lago, á cuyo pico mayor, llamé cerro Escalada.

El monte estaba completamente seco, debido en parte, á un pasado incendio; á los líquenes y musgos que destruyen los árboles; al viento, á los coruros, que son indudablemente una importante causa destructora y á las mismas lluvias que los derrumban.

Como en todos los bosques, abundaban los colosos caídos. El terreno se elevaba paulatinamente y á los diez minutos de andar, estábamos á veinte metros sobre el nivel del lago. Pronto la selva muerta desapareció, encontrándonos en una planicie cubierta de matas ralas, de pastos ya secos, una que otra planta de calafate, pequeñas, no alcanzando á formar arbustos y continuos limpiones de pedregullo.

Las cuevas de coruro, como siempre.

A nuestra espalda, el cerro Escalada, visto por sus términos orientales, presentaba sus flancos totalmente cubiertos de coibos; las cadenas que rodeaban el lago, dejaban ver amplias hondonadas y el lago, extendido en el valle que ellas forman, lejos de ser aquel turbulento Ch'eépel, cuyas aguas viéramos revueltas como las del mar, era una sábana inmóvil y azul.

Cruzamos un montecillo también de robles muertos y nos detuvimos.

Era imposible continuar con los cargueros y recién estábamos al pié, casi, del cerro aquel.

A nuestro frente, el terreno subía de nuevo.

Un chorrillo que venía del Sur, bajando de las cadenas del Fagnano y que llevaba sus aguas á una de las lagunas que antes habíamos visto al NO. del Ch'eépel, engrosadas sus aguas por las de algunos hilos que bajaban frecuentes de las cerros, nos presentaba sus orillas, formadas por paredes verticales de más de 1 1/2 y 2 metros, las que habríamos podido saltar con nuestros caballos, pero esto hubiera sido difícil para los cargueros, que por ser el fondo del chorillo pantanoso, nos habría dado gran trabajo en caso de caer.