Página:Viaje de exploracion en la Patagonia Austral - 1886.djvu/7

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riendo la amplitud de su calor y la belleza de su luz, de sus formas y sus matices de imponderable encanto.

Y en medio de ese cúmulo de recuerdos en que vagaba, seguía observando con losojos entreabiertos como se deslizaba el agua mansamente: la misma de otros siglos, el mismo aire, la misma luz y la misma sombra, — en una palabra, la evolución constante, invariable, de la materia orgánica é inorgánica á impulso de agentes naturales conocidos y estudiados en su poder y su fuerza, impenetrables en su esencia.

Después, como una realidad del presente, estaba allí á mis pies, el indio, tan indómito y salvaje como el dia en que el ¡lustre genovés descubrió el nuevo continente; pero á su lado, en vez del conquistador aventurero, sin mas elemento de acción que su casco de hierro, su voluntad y la fuerza de su brazo, se levantaba simpático y airoso el soldado argentino, sin armadura, sin fanatismo ni fiebre de riquezas, — aunque igualmente valeroso, heroico en la batalla, sin mas albedrío que el deber y la disciplina, — máquina consciente — por decirlo así, que mueve la vibrante voz de mando, imprimiendo fuerza inicial á sentimientos de abnegación y de bravura.

Fué en esos momentos inolvidables de mi vida, cuando por un chasque portador de comunicaciones del Exmo. Señor Ministro de la Guerra, en campaña, General Don Benjamin Victorica, para el Jefe de la Brigada del Chaco Central y Gobernador del Territorio, Coronel Don Ignacio Fotheringham, recibí inopinadamente el siguiente parte telegráfico: