i sus hijas. A nuestra izquierda, Juan chileno sentado en el suelo encima de un cuero, i a nuestros pies debajo de la mesa, teniamos al honrado Tigre, porque careciendo de servilletas, soliamos limpiarnos las manos en la piel gris del pobre perro. El ají, sobresalia en la comida. Cayu-antí nos hacia valer su importancia i su superioridad sobre los moros de la otra banda, con decirnos que él era cristiano, que tenia siembras i cosechas; en fin, queria darse por un hombre que habia pasado por el crisol de la civilizacion, i que habia salido de él completamente sublimado. Atendiendo a la crónica escandalosa de la vecindad, cuando el aguardiente comenzaba a montar a la cabeza de nuestro digno huesped, desaparecia el elemento cristiano; el salvaje volvia a aparecer, i Cayu-antí no soltaba mas el cuchillo de la mano. Concluida la comida, me convidó a ir con él a ver una mujer enferma, que vivia en una choza vecina; fuí, la reconocí i segun los datos que me dieron, la enfermedad resultaba de una inflamacion producida por el abuso de aguardiente. Le di un purgante de calomelano que traia i le receté agua de linaza para que bebiese. Nos despedimos de Cayu-antí en cuya mano, al apretarla, dejé una moneda de veinte centavos i volvimos a Arsquilhue.
27 de febrero.—Al otro dia por la mañana volví a Maihué, me interesaba por la enferma, i como iba a la otra banda bajo malos auspicios, gracias a las calumnias de Melipan, creia que la fama de la curacion pasaria la cordillera, i podria hacer tornar un poco en mi favor la opinion de los Pehuenches. Habia sanado la mujer; otra reclamó mis cuidados, la receté, pero supe despues que en lugar de seguir mis prescripciones, los indios tuvieron mas confianza en el machitun, sobre cuya celebracion daré algunos pormenores mas adelante.
Montesinos se preparaba para marchar, porque ya habia llegado de Arique su hermano menor Marinao trayendo dos cargas de aguardiente. Este Pedro Montesinos i su hermano Manuel eran mui intelijentes, me gustaba mucho su conversacion. Tenia sus toldos cerca de los de Huitraillan, cacique que vivia en las orillas del Chimehuin. Pedro como mayor de la familia, era obedecido i respetado de sus hermanos.
Lo llené de admiracion un dia que se ocupaba en trasvasijar aguardiente: hice un agujero en la parte superior del barril, i entonces pudiendo penetrar el aire, salió mui bien el licor. Admirado me pidió la esplicacion del hecho, se la dí, i todo el dia se lo pasó agujereando barriles, haciendo el esperimento. Mas tarde me hizo muchas otras preguntas quedando mui encantado con mis contestaciones, i