Página:Viajes de Gulliver (1914).pdf/294

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 293 —

daño. Sobre esta insinuación, mandé a uno de los míos, que nos había servido de intérprete, le preguntase por qué, pues, nos habían cercado de aquella manera. Respondió que su única intención era socorrernos en lo que necesitásemos; pero que le dijésemos por qué accidente nos hallábamos en el lago con un buque tan pequeño; y habiendo oido nuestras tragedías nos consoló, expresando que la fortuna era inconstante que las armas más valientes y poderosas tenían que someterse a sus caprichos.

»Se dejaba ver en sus modáles tanta sinceridad y rectitud, que le escuchábamos con gusto singular.

Luego que supo por nuestro trujamán que yo era el jefe, y que éramos ingleses, principió a hablarme en inglés, lo cual me hizo sospechar un poco, y me preguntó que si éramos los únicos que se habían salvado. Respondíle que sí, pareciéndome prudente oculfarle la verdad hasta ver cómo nos trataban. Ea, pues, seguidme-me dijo, y no desconfiéis de una nación en la que hallaréis cuanto puede satisfacer a un hombro moderado.» Le pregunté cuál era el nombre de estos pueblos hospitalarios, y me respondió que el nombre del reino, en su lengua, era Sporunda, y el de la nación sporvi o sporundanos; que eran tributarios del opulento Imperio de los secarambos, cuya capital se llamaba Serarinda, pero que la ciudad a donde pensaban llevarnos, llamada Sporunda, no distaba más de cinco leguas.

»A estas palabras, nuestros semblantes mudaron de color.

<--Señores-nos dijo.-os he exhortado a que no receléis nada lo mismo os repito. Contad con que no os haremos ningún daño, a menos que vosotros os lo adquiráis, bien sea por vuestra desconfianza, o por vuestra temeridad. No tratáis con una nación bárbara, cono acaso habréis imaginado. Además, no nos faltan fuerzas para obligaros, si hacéis la menor re-