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Bernardino Rivadavia.
tido se revelaba como hecho á imagen y semejanza de Rivadavia. Desencantado por el cataclismo de 1827, abandonó la arena antes de defenderla con venganzas sanguinarias, y de todas las temeridades de su partido que siguieron á la revolución de 1828, es inocente aquella alma impregnada de candor y de fortaleza, que hacía varonil confesión de sus errores, en medio de las amarguras de la derrota y del destierro, aleccionado por la experiencia y los libros en la triste vejez que le deparó la tiranía. »
Rivadavia fué además un grande hombre honrado, y es ésta rara cualidad de los hombres públicos, la que el pueblo de la República conmemoró al celebrar su primer centenario.