del colegio, en el cual aparece, entre otros personajes encargados de apaciguarlo, cierto escribano Llamado Olmos, cuyo figura ridícula se prestaba maravillosamente á la sátira festiva y maliciosa del joven poeta. Varela no despreció la ocasión y en la estrofa siguiente lo retrata en el momento de hacer su entrada:
Entró una nariz primera,
Luego una ala de sombrero,
Después dos cejas pasaron,
Y de tantos como entraron,
Don Diego Olmos fué el postrero.
A principios de 1817 escribió en Córdoba un poemita titulado Elvira del que más tarde,
cuando en 1831 corrigió sus poesías con intención de imprimirlas, condenó muchas octavas y conservó sólo algunos fragmentos.
Á esta época pertenece también la mayor parte de sus versos amorosos, que si no constituyen su corona de poeta, son cuando menos no indignas muestras de su corrección como escritor, y un testimonio favorable de su comercio con las musas.
Ignoramos si Varela participó desde el prin-