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Nicolas Avellaneda.

pueblos habían depositado en sus manos, ha dicho el doctor Delfín Gallo; apenas vió en peligro la unidad de la Nación y esterilizados los esfuerzos que había hecho para conservar la paz, el doctor Avellaneda, con dolor supremo en el alma, pero con decisión firme y con tranquila energía, asumió la actitud que su deber le marcaba y levantó los hombres y las armas de la Nación para contener el movimiento sedicioso encabezado por el gobernador de Buenos Aires.

« Vedlo en la Chacarita. Sus hombres de guerra le aconsejan su refugio á un buque de guerra, ó por lo menos la retirada á Zarate. Avellaneda resiste todas las insinuaciones y permanece al frente de los suyos dispuesto á acompañarles en la buena como en la mala fortuna.

« El triunfo ha coronado sus esfuerzos y la ciudad de Buenos Aires cede ante las fuerzas de la Nación.

« El hombre de Estado reaparece entonces en toda su plenitud; y comprendiendo que la sangre derramada no debe ser estéril, so pena de confundirnos con los pueblos más desgraciados de nuestra raza, aborda resueltamente la cuestión