« Ni en sus principios, ni en su ascenso, ni en su pleno desenvolvimiento, la personalidad del doctor Avellaneda se asemeja á las de otros Argentinos que llegaron á una notoriedad esclarecida, ha dicho el doctor Pedro Goyena. Si volvemos la mirada á los tiempos pasados, ó la hacemos girar en torno nuestro, no descubriremos personaje como éste, que no deba su celebridad ni haya debido su influjo al brillo de las armas, á extensas vinculaciones en el sitio que fuera el teatro de su acción, á su temperamento vigoroso, á un gesto ceñudo ó á una franca familiaridad con las masas populares.
« Ha sido el representante más genuino del poder intelectual, que vence los obstáculos insuperables para los que sólo confían en las fuerzas, ó en el favor de las muchedumbres. »
La Presidencia le dejó inoculado el germen de una enfermedad terrible: el mal de Bhright. Su salud fué declinando día á día hasta que le