En los albores de 1810, Belgrano era uno de los criollos que gozaba de legítimo renombre dentro de los modestos límites de su comuna. La Revolución vino á ofrecerle más amplio teatro para su acción; y el joven secretario, después de haber ceñido las armas para defender á Buenos Aires de la conquista extranjera, las empuñó de nuevo para pedir á la guerra lo que la sonnoliente paz de la colonia negara siempre á su patria americana.
Belgrano fué uno de los primeros en concebir y trabajar por la independencia nacional. El cambio operado el 25 de mayo de 1810 no le sorprendió: era un hecho que esperaba, y á cuya realización contribuyó con su consejo tranquilo y sereno.
Vocal de la Junta nombrada popularmente aquel día, recibió en seguida la investidura militar y el mando del ejército enviado al Paraguay para difundir en aquella provincia los principios regeneradores del nuevo régimen.
Á la cabeza de un puñado de soldados, salió de Buenos Aires, y Luego de vadear el río Paraná por Santa Fe, cruzó por él centro de las actuales