victorias, bien mandado y dueño de un territorio tan accidentado como el del Alto Perú, tenía de su parte todas las ventajas morales y materiales. A su espalda estaba el virrey del Perú y este mismo virreinato, fuente preciosa de recursos y punto de apoyo casi incontrastable.
Pero era necesario llegar á Lima, como entonces se decía, por creerse que la ocupación de esta ciudad, asiento del virrey del Perú, era llave de las posiciones ocupadas por el ejército realista; y su conquista por los patriotas argentinos, triunfo definitivo de la Revolución.
San Martin pensaba lo mismo; pero lo que él no creía, era en la posibilidad de obtener ese fin atacando á Lima por el Alto Perú.
Buscó entonces otro camino y le pareció haberlo encontrado lanzándose sobre Lima previo paso de los Andes; libertar a Chile, en seguida dominar el Océano Pacífico, y caer recién entonces sobre la capital del virreinato del Perú.
Esto que a primera vista parece un plan mas difícil, fué sin embargo más fácil para San Martín, no sólo para pensarlo, sino para ejecutarlo.
Veamos, ahora, como llevó a cabo su plan.