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122 — Virgilio

bre;pero tampoco es violento, y juzgo más verosímil, admitir (¿por qué no?) que tambien á Virgilio es aplicable el aliquando bonus dormitat de Horacio. Hay, con efecto, en la Eneida trozos bastante descuidados, notoriamente faltos de lima, como hay algunos versos sin concluir: ¿qué prueba esto? que la muerte no le dejó tiempo para dar la última mano á su obra, lo cual consta por irrecusables testimonios. Los que tal descubrimiento hacen pues hoy, no nos dicen nada nuevo. Cierto es tambien que se nota un poco de monotonía en la descripcion de las batallas y de los combates singulares; defecto inherente á la materia, y de que no está exento ni áun el mismo Homero; y con esto creo haber apuntado de buena fe todo lo sustancial que se ha dicho contra la Eneida: para recordar las merecidas alabanzas de que ha sido objeto, necesitaría llenar volúmenes.

La mejor traduccion castellana de la Eneida que conozco es la de Gregorio Hernandez de Velasco, de que se han hecho várias ediciones. Está en verso suelto, con los discursos en octavas, y ofrece la singularidad de que esta parte del trabajo del traductor, seguramente la más difícil, es tambien la que más vale. Otra traduccion hizo, bastante compendiada, y tambien en verso, años atrás, mi querido amigo D. Sinibaldo de Mas y Sanz, recientemente arrebatado á las letras. Entre las traducciones extranjeras, la que mayor celebridad alcanza en Europa, á lo que entiendo, es la italiana, en verso, de Aníbal Caro.

Eugenio de Ochoa,
de la Academia Española.