Página:Voz del desierto (1907).djvu/56

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exceso de pólen fracasaron como flores y volaron como insectos; los bellos, los joyantes, los aéreos: esos luchaban desesperadamente por la vida, giraban sobre si mismos, se refugiaban en los jazmines fementidos del mantel, trataban de reproducir con sus parábolas caducas la órbita eterna de los astros y cuando ya se veían presa del abejorro fatídico, en vano le agitaban sus cuernillos frontales para conjurar la jetatura.

Y el viajero, con la frente en la palma de una mano y el cigarro en la otra, fué poco á poco incorporando su sentimiento á ese cuadro de agonía.

Y como cuanto más aislado se vive de la humanidad, mejor se ve la vida, se sintió prójimo de esos agonizantes y á cada uno dedicó un átomo de compasión para ayudarle á bien morir.

Y siendo doctrina consagrada por los hombres, esa de que para consolar á los pequeños es necesario recordarles las desgracias de los grandes, les habló de esta manera: —Resignaos á morir tranquilamente. Con vuestros pataleos y contorsiones exagerais el dolor que os pertenece. Aunque es cierto