Página:Yslas Falkland ó Malvinas - P. Grimbolt.djvu/100

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cla indefinible de audacia desenfrenada y de mala fè, que le esfuerza á cubrir con el manto del derecho los aclos mas injustos: esto es incontestable. Vituperemos á nuestro gusto lo que se llama la ambicion insaciable de la Inglaterra, pero no olvidemos que las leyes de la moral privada jamas han estado en vigor en la gran moral; es decir, en la direccion de las naciones, donde los medios los mas inicuos frecuentemente han sido puestos al servicio de las causas mas santas y casi han sido el fundamento de la grandeza de los imperios. No condenemos en la Inglaterra lo que nosotros adntiramos en la política de Richelieu, de Luis XIV y de Napoleon, que succesivamente hicieron de la Francia el arbitro de los destinos del mundo. Elogiémosla, imitémosla, cuando, sus instrumentos de poder, en vez de servir á la satisfaccion de una miserable ambicion personal, tiende á agrandar el dominio del hombre, á esparcir las luces de la inteligencia y los progresos del espíritu humano.

P. Grimblot

FIN.