Noche Triste”, (el nombre oficial de la batalla, revela el origen de quien la escribió, pues fue triste para los españoles, más no para los mexicas). Sorprende encontrar en nuestros días como la cultura dominante a través de la SEP,[1] mantienen en los libros de texto el concepto de “La Batalla de la Noche Triste” y nos demuestra que el Estado mexicano es eminentemente hispanista y colonial. La historia oficial, miente y es tendenciosa. Deforma y coloniza a los niños mexicanos a través de sus maestros y sus libros de texto.
“La derrota tuvo proporciones de exterminio: aunque Cortés pretende reducir a 150 los españoles muertos, Bernal Díaz menciona 870, es decir, la gran mayoría, amén de los más de los indios aliados. La victoria pues fue aplastante para los mexicanos aun del punto de vista español, y, como siempre, sólo mediante el auxilio divino pudieron explicarse el no haber sido totalmente liquidados. Con un poco más de escepticismo para aceptar aliados sobre naturales podríamos preguntarnos: ¿Por qué, en realidad, no los ultimaron?” (José Luis Guerrero. 1990).
La “verdadera historia” es que Ixtlilxóchitl, hijo de Netzahualpilli y nieto de Nezahualcóyotl fue despojado del Señorío de Texcoco en 1516 por Moctezuma II, quien impuso a su sobrino Cacamatzin, quien era hijo de su hermana, una de las cientos de esposas de Netzahualpilli. Esta imposición puso en pie de guerra a Ixtlilxóchitl y cuando llegó Cortés inmediatamente se alió a los enemigos de Moctezuma poniendo a sus servicios a trescientos mil guerreros. Cortés usó a Ixtlilxóchitl durante todo el conflicto armado, y él y los historiadores hispanistas le han negado la gloria de los hechos de armas, para adjudicárselos a Cortés y sus filibusteros.[2]
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- ↑ Secretaria de educación pública del Gobierno Federal de México.
- ↑ Filibustero (en francés flibustier, en inglés freebooter, en holandés vrijbuiter; "que se hace del botín libremente", también podría proceder del inglés fly-boat, "tipo de velero rápido") era el nombre que recibía el pirata que en el siglo XVII formaba parte de los grupos que actuaban en el mar de las Antillas. Su característica especial, que lo diferenciaba de otros piratas, era que no se alejaban de la costa, la bordeaban y saqueaban las localidades costeras. El último triunfo de estos piratas fue la toma de Cartagena de Indias en 1697, con la ayuda de una flota de corsarios franceses. Desde entonces su número disminuyó rápidamente, y no se encuentran referencias históricas de ellos a partir del siglo XVIII.
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