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Página:Historia Verdadera del Mexico profundo.djvu/215

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conquistadores” como héroes de una “proeza civilizatoria” de occidente.[1]

“Ixtlilxóchitl, prácticamente fue el verdadero conquistador de Tenochtitlán, pues gracias a él Cortés dispuso de tropas poco menos que ilimitadas -casi medio millón de guerreros- contra los, cuando mucho, 50 mil de Cuauhtémoc.” (José Luis Guerrero. 1990).

Para poder plantear una respuesta descolonizada debemos entender que la invasión de los españoles, para los mexicas significaba un conflicto religioso-ideológico. Puede ser probable que los mexicas, orgullosos de sí mismos, fieles a su dios tutelar Huitzilopochtli, conscientes de la trasgresión a Quetzalcóatl, practicantes de los prohibidos sacrificios humanos; hayan decidido altivamente inmolarse en Tenochtitlán y aceptar el castigo divino que representaba la lucha en contra de los enviados de Quetzalcóatl, porque ellos sabían que sus vecinos ante los acontecimientos y temerosos de la fuerza de Quetzalcóatl, se estaban uniendo a “Cortés-Quetzalcóatl-Carlos V” para caer sobre ellos.

La caída del águila y la guerra de resistencia.

Sea como fuere, la ciudad de México Tenochtitlán cayó después de resistir 80 días heroicamente. Sin agua, alimentos y sin ningún auxilio posible, peleando casa por casa, cientos de miles de aliados indígenas y un puñado de españoles tomaron la ciudad el 13 de Agosto de 1521. Cuauhtémoc fue hecho prisionero y se concluyó el sitio.

Sea como fuere, la ciudad de México Tenochtitlán cayó después de resistir 80 días heroicamente. Sin agua, alimentos y sin ningún auxilio posible, peleando casa por casa, cientos de miles de aliados indígenas y un puñado de españoles tomaron la ciudad el 13 de Agosto de 1521. Cuauhtémoc fue hecho prisionero y se concluyó el sitio.

“Y cuando aquellos fueron hechos prisioneros, fue cuando comenzó a salir la gente del pueblo a ver dónde iba a establecerse. Y al salir iba con andrajos, y las mujercitas llevaban las carnes de la cadera casi desnudas. Y por todos lados hacen rebusca [de oro] los cristianos. Les abren las faldas, por todos lados les pasan la mano, por sus orejas, por sus senos, por sus cabellos.” (Texto anónimo de Tlatelolco. 1528).
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  1. Ver: “Mitos y fantasías de los aztecas, los españoles y la conquista de México”. Guillermo Marín. www.toltecayotl.org sección libros.

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