mitad y el de la industria a un tercio. En 1822 los ingresos del erario fueron de nueve millones y medio de pesos, y los gastos de trece y medio. Y como si un déficit anual de cuatro millones no fuera poco, el naciente país recibió en herencia una deuda pública de 76 millones. La baja de los ingresos estatales no fue puramente pasajera; se debió en gran medida a la abolición de un impuesto injusto: el tributo per cápita de los indios [5 millones de indígenas y un millón de españoles, criollos, mestizos y negros. N .A.]. Tampoco el alza del gasto público podía ser transitorio: había que sostener un ejército numeroso y fuerte para conservar la independencia. La hacienda estaba condenada a un estado de bancarrota crónico y a caer en las garras de los agiotistas, como así sucedió.
En el orden social había mucho que hacer. La declaración de la igualdad jurídica de todos los mexicanos deja a los indios, acostumbrados a un régimen de tutela, indefensos ante los criollos. La igualdad de derechos agudiza la desigualdad de fortunas. Los 3,749 latifundios crecen a costa de los terrenos de las comunidades indígenas. También era de esperarse, con sólo la legislación igualitaria, un empeoramiento de las condiciones laborales del peón y del artesano. Por otra parte, la discordia civil favorece la mezcla de razas y la consolidación de una clase media. A partir de 1821 será ésta la que le dispute el poder a la aristocracia terrateniente. Al otro día de lograda la independencia salieron a flote las dificultades políticas: inexperiencia de los criollos en la administración pública; inclinación de los caudillos menores a convertirse en reyezuelos de las zonas donde habían luchado; deseos de los caudillos mayores de ser reyes o presidentes del nuevo país; guerra de partidos (falta completa de entendimiento entre monarquistas y republicanos, militares y civiles, clérigos y burócratas); desinterés político de la gran masa de la población; vehemencia política aguda de la minoría y en especial de la la clase media.” (Luis González. 1973)
En el período del llamado México Independiente , todos los criollos estaban de acuerdo que el modelo civilizatorio tenía que ser como el que los pueblos más avanzados de Europa estaban realizando y como los vecinos del Norte habían constituido. Después de Iturbide, José
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