Parnaso español 137
Apariencia
No pudo haber estrella que infamase
con tal inclinación sus rayos de oro,
ni a tanta majestad perdió el decoro
hora, por maliciosa que pasase.
Ni pudo haber deidad que se enojase
y diese tan vil causa a tanto lloro;
rayos vengan la ira al alto coro:
no era bien que un traidor se la vengase.
Gusto no pudo ser matar muriendo,
y menos interés, pues no respeta
la desesperación precio ni gloria.
Envidia del infierno fue, temiendo
que el ruido ronco de la guerra inquieta
despertara de España la memoria.