Parnaso español 169
Apariencia
Ya la insana Canícula, ladrando
llamas, cuece las mieses, y, en hervores
de frenética luz, los labradores
ven a Proción los campos abrasando.
El piélago encendido está exhalando
al sol humos en traje de vapores;
y, en el cuerpo, la sangre y los humores
discurren sediciosos fulminando.
Bébese sin piedad la sed del día
en las fuentes y arroyos, y en los ríos
la risa y el cristal y la armonía.
Sólo del llanto de los ojos míos
no tiene el Can Mayor hidropesía,
respetando el tributo a tus desvíos.