Perlas negras/IV

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El alba, con luz incierta,
en el espacio fulgura,
y parece que murmura
besando mi faz: ¡Despierta!
Rompe la nívea mortaja
de la fuente el sol ufano,
y su fulgor soberano
me dice: ¡Lucha, trabaja!
Muere el sol, quietud inmensa
se adueña de cuanto existe...
entonces, una voz triste
susurra en mi oído: ¡Piensa!
Por fin, la noche, vestida
de luto, llena d'encanto,
me cobija con su manto,
suspirando: ¡Duerme, olvida!