Eduardo Ladislao Holmberg, Capitulo I: Las armonias del viento en La bolsa de huesos 1896
Regresaba de un viaje largo y penoso, y en la confusion del primer momento, los abrazos de la familia, las atenciones del equipaje y el estallido de felicidad al encontrarme de pronto en el hogar, sentí renacer muchas alegrias que me vedara la contemplacion de las llanuras y montañas, los bosques y los ríos de mi tierra, tan rica y tan hermosa, pero tan absorbente y dominatriz por el influjo de esa misma belleza y que me habría transformado ya en una especie de vagabundo como un beduino, si no hubiera sido por los imanes del corazon y el vértigo avaasallador de una ciudad en la que se respira una atmósfera intelectual y necesaria.