Platero y yo/LXII
Apariencia
- Ella y nosotros
- Platero, acaso ella se iba —¿adónde?— en aquel tren negro y soleado que, por la vía alta, cortándose sobre los nubarrones blancos, huía hacia el Norte.
- Yo estaba abajo, contigo, en el trigo amarillo y ondeante, goteado todo de sangre de amapolas, a las que ya julio ponía la coronita de ceniza. Y las nubecillas de vapor celeste ¿te acuerdas? entristecían un momento el sol y las flores, rodando vanamente hacia la nada...
- ¡Breve cabeza rubia, velada de negro!... Era como el retrato de la ilusión en el marco fugaz de la ventanilla.
- Tal vez ella pensara: ¿Quiénes serán ese hombre enlutado y ese burrillo de plata?
- ¡Quiénes habíamos de ser! Nosotros... ¿Verdad, Platero?