Plenitud/XVIII (La fe)
No temas nunca, en los casos angustiosos, decir una palabra optimista. No receles que el destino te contradiga; el destino jamás contradice a los hombres que esperan en él, y siempre cumple las promesas que en su nombre hacen los fuertes. Tu buen deseo ayuda, por otra parte, a manifestarse a todas las bellas posibilidades de la existencia. Las hadas propicias, con los cofres invisibles llenos de mercedes, están siempre esperando la voz segura y tierna que las solicita en favor de una vida cara, de un ser querido y precioso. Pero es indispensable que esa voz, al llamarlas, no tiemble desconfiada ¿Cómo quieres que la buena fortuna se detenga a tus puertas si no crees en ella? Tu fe abre los caminos de tu morada. La duda es un malezal inextricable por entre el cual no pueden pasar los genios del bien. Coge tu hacha y corta enérgicamente las malezas; hablo del hacha de tu fe. Verás cuan espaciosa se vuelve la ruta y cómo convida a recorrerla a todas las venturas.