Poemas entresacados de los sueños consuetudinarios...

De Wikisource, la biblioteca libre.
Poemas entresacados de los sueños consuetudinarios...
de Antonio Domínguez Hidalgo


POEMAS
ENTRESACADOS
DE LOS SUEÑOS CONSUETUDINARIOS QUE SE HAN VENIDO CRECIENDO
DESDE HACE
MILES DE AÑOS,
CUANDO APENAS
EL PRIMER HUMANO
SE DABA COLOR
DE SUS PRIVILEGIOS EN COMPARACIÓN
CON LOS DEMÁS ANIMALES
QUE JUNTO CON ÉL,
SE LA PASABAN
TAN SIMPLE
Y TAN COMPLEJO, LUCHANDO
POR COMER
Y COPULAR
Y QUE AL VERSE
ÚNICO,
DISTINGUIDO
ENTRE LOS TODOS, MINERALES, VEGETALES...
¡SOLO!
¡LIBRE!...
CON EL ARTIFICIO
DE CREAR
SIGNOS,
DECIDIÓ ACOMPAÑARSE
DE UN ENGAÑO
QUE LO PROTEGIERA
E INVENTÓ DIOSES
A LA IMAGEN
Y SEMEJANZA
DE LO QUE COMÍA,
DE LO QUE BEBÍA,
PARA ESCLAVIZARSE
Y LUEGO LIBERARSE
Y ENSEGUIDA QUEDARSE SOLO OTRA VEZ
Y DESPUÉS, ANGUSTIARSE
CON SUS IMAGINARIOS
Y ESTUDIAR
EL PORQUÉ
DE SUS NEUROSIS
Y...
AL FINAL,
DESCIFRÁNDOSE,
SUICIDARSE.

AUTORES:
Extrañas voces que se los dictaron a

DOMÍNGUEZ HIDALGO.

OBRA POEMÁTICA COMPLETA. TOMO 11
 
 
POEMA DONDE SE DISEÑA
UNA ELEGÍA POR LOS PROGRAMADOS
QUE SE SIENTEN MUY SATISFECHOS
DE CUMPLIR AL PIE DEL NÚMERO
LA RUTA CRÍTICA
DE SUS DIAGRAMAS DE FLUJO,
REFLUJO E INFLUJO...




Programados...
máquinas de sueños que se oxidan
entre tuercas y tornillos rotos
donde escurre enmohecida
la desvencijada esperanza
de un inútil albedrío.

Programados...
lubricándose en aceites que no incendian
sus bostezos esquiroles
y los hacen impregnarse estereotipos
con que marchan bien sus moldes
de chatarra cavernícola.
Programados...
obedientes de fórmulas perversas
que estructuran su equilibrio biónico
de absurdas bobinas
que no saben su rango cibernético.

Programados...
nacidos entre apólogos excelsos
de encandilantes mentiras
con que principian su muerte,
enseguida que dos cuerpos
estrujaron su nostalgia
rastreadora del instinto
conservador de su especie
en la ficción de un amor
brotado de las obvias químicas
y palabras compulsivas
de imaginerías
inventadas y grabadas hace siglos
para hacer con su falacia, mitos.

Programados...
cebados en corrales premurosos,
pre-muros que han de encerrarlos,
pre-juicios que han de alienarlos,
pre-textos que han de marcarlos,
preámbulos necesarios
para embaucarlos
a la orden de voraces sanguijuelas
que dominan las jugadas de la abeja
y de la hormiga,
en convenios fabricados
por el zángano agresivo
y la reina matriarcal que los resella.

Programados...
creciendo entre carteles de la oferta
que promete hipotecas a la vida
tras los ojos de una harpía perfecta
y que embute satisfecha
sus beldades impostadas
y hace sexis sus bocanas
estiradas
con sabor a menta.

Programados...
desde el grito primero
que los marca
con promesas de ser altos,
grandes,
paladines,
dignos de la patria que los vio nacer
y los verá nutrirse,
crecer
y en un de pronto,
como toda mujercita,
como todo un hombrecito,
él a trabajar para ella
y ella...
a dejarse coger para saldar la cuenta
inacabada:
noviecitos de mirar sudados,
galanteos de cómo,
pero nunca el fuego;
lloriqueos por no decir
prosigue,
algún pleito para entretejer
la gana;
dos, tres pellizcos,
mano abajo,
excitación entre recuerdos porno
y matrimonio...
aunque no quieran...

Programados...
sacar la foto de vivieron muy felices,
luego la fiesta en su ritual de suertes,
y parches monetarios al vestuario casadero
donde todos aprueban la penumbra
y el escape a los deseos...
entre aplausos alcahuetes.

Programados...
reproducirse como mandan las revistas
o las películas;
la pose básica
y sus variantes mejoradas,
muy perfumados con la moda hipócrita
y embellecidos con jabones antivirus
y lociones módicas,
desodorantes ávidos,
toallas higiénicas,
alguna cama que no dé sospechas
ni haga el ruido ejecutorio
con sus colchones posturopédicos
y al darse el clímax...
que como todos saben...
quedar soñando en próximos viernes
o sábados...
cuando el trabajo se los permita.

Programados...
morir vivientes
y darse cuenta,
cuando la muerte,
que estaban muertos
y sólo quedan deudas de herencia
o empeños sin alicientes,
porque el programa debe seguir
sin variaciones al mismo tema:
nacer, nutrirse,
crecer y cópula;
morir;
nacer, nutrirse,
crecer y cópula;
morir;
nacer, nutrirse,
crecer y cópula;
morir...
así, no más,
sin ver la cuasi natural afrenta
de ahogar la vida en tele-cavernas.

Programados...
sin darse otros nacimientos
que las órdenes logísticas:
pariste para el destajo,
engendraste para el polvo
y te apareaste
para que los oligarcas,
plutócratas,
matriarcas,
demagogos,
autócratas,
dictadores,
farsantes populeros,
impostores democráticos,
les manejen la rienda en el rebaño
o en la manada donde les arrinconen
las falsedades necesarias
y los acribillen
con mesiánicos vocablos
o con balas.

Programados...
sin más nutrimentos que los pútridos venenos
que ofrecen luminosos
supermercados
en latas de felicidades aparentes,
con rubias de categoría puta
o morenas peludas perniabiertas
de brazos alargados,
y uñas esbeltas;
con labios propicios para el chupón de acero
o miradas promisorias de húmedos sueños;
o también empaquetados paraísos
que les dan la oferta de alcanzar la fama
escondida en su precio de oro subterráneo
y fiesta.
Programados...
en bolsitas de plástico fetal que hacen el cronch
el pinch, el ponch, el pup, el pam y el prip,
o escuash, esmach, o flash…
en medio de sonrisas animadas
por Donald
o por Bugs
que son la misma maniobra
de ternuras fútiles,
tras el gusto regusto de sentirse aureola
de una estampa comercial televisiva.

Programados...
sin crecer más allá de lo previsto,
sino hasta allí,
donde convenga
a los detentadores de mercados fieros,
solazándose en promesas de estirarlos
rascacielos en dominio sin dominio;
condominio previamente enajenado
en el contrato
después de cien años de apariencias
propietarias.

Programados...
nada más hasta donde no sea peligroso
el crecimiento,
sin que encuentren las alas...
que no saben si tuvieron...
y mucho menos la puerta de la jaula.
Mientras no lleguen
a la conciencia...
subversiva guerrillera
de otros rumbos
que alteren la perenne ruta de la orquesta
y el grupo directivo subsista en la batuta;
aferrado al miedo de perderla.
Después de todo,
hay buenos premios para aquellos
que a la tal unidad aporten fuerzas.
Programados...
como minerales,
nada más;
como vegetales,
nada más;
como animales,
nada más;
como mecanos,
nada más.

Programados...
Sus libertades son engaños milenarios.
Sus religiones son un chisme
para el miedo diario.
Sus voluntades,
un cuento de hadas bien tejido.
Y su creatividad a plazos,
perfecto control para el mercado.
Programados...
Cómo los atan y desatan de sí mismos
y no trascienden...
Cómo los exprimen engreídos de su triunfo
y de su sueldos
y cómo los matan con alcoholes en el tedio
de la esbelta careta de una vida cómoda.

Programados...
sombras de manantial;
asfixias de mar;
cenizas de fuego
destruidas tras sonrisas
de satisfacción comprada,
pagada;
bien pagada;
envanecidos de encarnados espermas
que los levanta
jefes de familia beata,
frustrada promesa de un ensueño empantuflado
que se derrite anonadando sábanas
y tras orgasmos ociosos,
sin saltar al regocijo de lo nuevo,
sentarse embatado a disfrutar barajas
y especuleras amistades.

Programados...
entre mandatos rayados,
meditados,
premeditados graffitis burocráticos:
Disminuya su velocidad;
no corra para ser una vacante;
flechas desviadas hacia el cáncer;
congestión de llanto;
luces falsas,
sin mostrar más que senderos fatuos,
ostentación de náuseas,
dislocación de encuentros,
lo efectuamos por usted...
usted es nuestro sino.

Programados...
para hacer lo que los dioses dicen
y no lo que un anarca diferente
como yo,
lo dicte,
discurso ensordecido,
luego del asesinato diario:
-Sean ustedes mismos;
creen,
pequeños dioses,
aunque sea los hilos negros;
libérense de miasmas cadeneros,
robotes de infratextos,
para amar la floración del cosmos;
desobedezcan las telarañas
y recuperen al humano
encarcelado en los túneles
de su ignominia.

Programados...
qué honda pesadumbre los naufraga,
envidia;
qué trabajo fracasado y mugre,
rutina;
qué esperanza ultrajada de no ser
más que una gota estancada
en la prisión de los sistemas paralíticos,
abulia
y en el charco que se pudre,
amargura.
Programados...
esclavos de oficinas siendo artistas
que quieren ser del aire;
tamemes de un taller
o de una fábrica
que recuerdan su derrotada idea
de hacerse ciencia;
leves esposas que lavando platos
o tejiendo chambras
se beben sus lágrimas por no haber llegado
a técnicas.
Y muchos,
tantos,
que no se dieron cuenta...
ni se dan...
ni se darán...

Programados...
en medio de letreros que prometen
un pronto que no es pronto,
que no llega...
sino sólo disfraz del cotidiano techo
del que solo se queda en lo que vive,
sin tramontar el alba,
porque no quiere;
sin pergeñar auroras,
porque no puede;
sin levantarse en soles,
porque no tiene…

lo que le quitan


los programadores...
 
 
POEMA DE LAS CALLES...
Y CALLES... Y CALLES...
Y CALLES... Y CALLES...
Y CALLES MUERTAS...



Tendidas a lo largo
-laberinto-
desveladas sin velas plañideras,
nostalgia a cuatro cirios,
les van cayendo los días,
derrumbándose sus auras
y entre neurosis que trotan
sus algias de noches rojas
van muriendo en la agonía
de los pasos que las pisan
y las mutilan.

Deambulando ausencias
las engañan
con caprichos de luces
que las marcan
carnaval de utilería
y al vaivén de balumbas imprecisas
se quedan lloriqueando al verse tumbas
por un sueño de amor insatisfecho,
ahogado en los escándalos perversos
de su sed fracasada de universos.

Cadáveres,
sólo cadáveres,
son
vestidas con manchones tricolores
que fingen a gritos sus dolores
de canción.
Esqueletos,
sólo esqueletos,
son,
paseando sus lástimas roídas
por gusanos triunfadores de las ruinas.

Fantasmas,
sólo fantasmas,
son.

Negrera marcha de túnicas desviadas
donde el llanto contenido de una mano
pregona tanta súplica asfaltada.

Y fantasías,
sólo fantasías,
son,
trazadas por lloviznas dramaturgas
esperando en cada esquina
el precio de su fe nocturna.

O mariposas,
tan sólo agoreras mariposas
son
las calles pardas,
las calles y calles y calles y calles y calles secas,
muertas,
polvorientas cales,
huyendo sin huir de la luz que les estampa
su negrura al sol,
melancolías,
las calles yertas,
extendidas en cuadrángulos viciados
rebosantes de vidas fugitivas
que jamás les habitan su ternura,
empalidecidas.
Sepulturas...
eso son,
amarguras desmayadas en los cauces de las horas
sin espera de volver al fresco
regazo de llanuras
que eran.

Marcadas,
solitarias,
enredadas sin fin entre el escándalo del humo,
distantes de las llamas,
sin alturas,
encadenadas al silencio que se deja,
violadas por la máquina asesina,
peregrina que les da sus acres óleos,
gasolina,
en negocios controlada,
marcada su piel,
sobre rayadas,
van quedándose en las sombras,
diluidas a penumbras,
ocluidas,
no encontradas,
esperando el entierro que no llega,
abandonadas,
taciturnas,
tendidas a lo largo
- otra vez el eterno laberinto falseado -
de su muerte intacta,
sin los llantos que acompañen enlutados
su soledad compacta.
 
 
POEMA DEL CANTO INÚTIL
DE UN MUCHACHO CUALQUIERA
BAJO UNA VENTANA CERRADA.



Muchacho sin alas,
o muchacha...
pues tan lejos o tan cerca no distingo lo que seas
desde mi balcón,
me complica tu larga cabellera,
arcángel pues,
o andrógino...
que tocas la angustia de unas cuerdas
duras como la ventana que no se abre
para darte el beso que reclama
tu ternura hambrienta
y sentado en tu tristeza
aguardas mudo,
casi implorando,
una respuesta abierta.
Muchacho sin fogatas
o muchacha...
que has hecho cuadrícula tu vida,
encuadrada en el marco del comercio,
primer cuadro,
zona rosada descuadrada,
mas siempre cuadrado vicioso:
Llegar a las esquinas putañeras
para encontrarse en otra,
frente al mismo grito de semáforos
y buscando las salidas
hallarse en un rincón acorralado
y volverse a suscitar lo mismo,
llanto muerto,
risa rota,
humo de ángeles caídos.

Muchacho de quince años,
o catorce o tirando a diecisiete,
no descubres otra luz en el camino
y no te salvas de tantos enredos que te cercan.

Flotando el veneno
te corroe
y te mina poco a poco,
como al héroe que levanta sus plumajes
y su lanza
en la calle hecha cruz,
crucero del insulto,
carcomido por la peste
que los coches pean.

¿A dónde vas con tu guitarra a cuestas?
¿A qué calvario negociado?
No te das color.
Estás tan pálido.
Simón en el desierto del asfalto.
Chale explosivo,
incrédulo en su pánico de será cierto.
¿A dónde vas sin movimiento,
tras de qué encuentro?
¿A formar el mañana más podrido?
¿A caer en el pasado agusanado de mentiras?

No lo sabes ni te importa,
ni le importa a tu mentada madre
ni a tu padre encajonado en la oficina.

Qué has de hacer, sino colgarte a una guitarra
y cantar a berridos tus vacíos eléctricos,
creyendo que te escuchan grabadoras
que no graban,
carriles descompuestos,
bloques magnéticos frustrados...
y el silencio,
un silencio que no entiendes,
este silencio despierto desde arriba
tratando de decirte lo que no oyes,
buscándole palabras a tus ruegos
y acaso alguna chispa para darte verdaderos fuegos
que sobrepasen la coperacha...

¡Ah, muchacho sin soñares cósmicos!
Esclavo pequeño de la tierra cadenera,
atado a los sentidos que ni gozas
drogadicto
por el miedo de morir sonriendo

¡Ah muchacho relajo, relajado!
No te jales la noche tan dormido
ni te la prolongues.

Busca el día...
el día de las voz y de la milpa
el día de los tunales rojos
el día descifrador de enigmas.

Pronto,
despierta.

Aliviánate los hierros psicodélicos,
esferas de metal que te condenan
a vivir nada más para mercarte
y ponte las alas,
inicia el vuelo.
Deja de estarle cantando a una ventana domadora
que no siente,
cerrada,
claudicada,
convenenciera.

Enmarcada en electrónicos fanales
que te deslumbran con bisuterías.

No pierdas más el tiempo enamorándote de nada,
de la nada.
Mueve el movimiento.
Muévete...
no sigas porcelana.

Deja muñequeces de barro,
embarrado en las trampas de las féminas vóragines
para el alto usufructo de los mandos.

Muévete y cámbialas.

Ve con ellas en pos del Arco Iris
y resiembra sin gorgojos la cosecha.

Haz algo más que el juego,
rompe el engaño de las electrices,
acaba la asechanza de sirenas bien usadas
y empieza la aventura indómita
de destrozar la inercia,
y construir nuevos planetas.
 
POEMA DONDE SE PRUEBA
QUE UNA MISMA FUNCIÓN ESTRUCTURAL,
PUEDE SER DESEMPEÑADA
POR LA FORMA QUE SEA
AD HOC...



Amigo Confucio,
fuiste chino como Buda hindú
o Zaratustra, persa o judío, Jesús.
Poco hay de extraño...
Todos somos de algún lado.
Nada hay humano que no sea humano.
Sólo quedan accidentes de la historia
agrandados por esos duchos comodines,
capitalistas de los miedos públicos,
que les dan a estos famosos
de más espíritu
que carne,
la virtud de dioses
siendo sólo espléndidos filósofos,
amorosos del bien
de la verdad y la belleza
incomprendida por los protoantrópidos.

Todos ellos ahora pueblan
la misma fosa
inlocalizable,
mas ubicua en fantasías
de sus cuerpos elevados
por esas mentes mañosas
que defienden conveniencias de capillas
y promueven la esperanza de otra vida
que no existe
en la desnuda realidad
de sus rezos demagógicos
-ambiciones pardas-
Vicarios que se creen
la voz viviente
de los grandes,
homérica ficción
de película filmada
para saldar el hambre de ilusiones
a lo Cecil B. de Mill.

Sin actuación, Confucio mágico,
quién te viera cuando vivo
gozando de los sexos;
o Lao-Tsé brindando al viento
la alegría del tao...
con la espuma hipnótica del té
o Buda practicando el Kama Sutra
hasta sentir la plenitud de Kundalini
o Mahoma, el alabado,
en mil poses y una pose
entre su harem bienquisto
o Zaratustra quemándose el cerebro
allá en la cumbre de su incendio
o Jesús y sus doce carilindos
-según Da Vinci-
mirándose en amor bendito
de pan al pan y al vino, vino
entre olores de pescado fresco
y la furia salvaje de los bárbaros
ambiciosos de expandir dominios.
¿Hijos de dioses esta inmensidad de humanos?
Espejismo encastillado
al servicio de la afrenta,
porque en verdad os digo,
que fueron hombres
-descomunales hombres-
sudorosos y hormonales
como aquél que protesta por la calle
y desgañita furias sudorosas
o se sube a un estrado virulento
defendiendo infortunados
o cava su tumba en cualquier fábrica
sin más esperanza que calmar la maquinaria
del dinero
o rueda los arados con su cónyuge
-beatitud de ingenuidades-
y se acuesta en su misérrimo colchón de sexo
sin saber para qué tantas pulsiones.

Tan hombres como todos,
pero más hombres que los que se creen
muy hombres,
tremendos hombres
adheridos al azar nunca tramado por ellos,
fugitivos de su tiempo,
raros odiados amados,
acaso diferentes por el cerco
donde presos deambulaban
sus dialécticas burlonas,
sin proponerse más allás
que su inmediato acá,
trascendieron sus grandezas al revuelo
del asombro
envueltos en sus halos de Mesías
y no vieron las perversas tracaladas
que en verdad los elevaron hasta el trono
de los sacros.
Y eso que no había televisión...
ni prensa.
Así es el mito olvidadizo de segundos reales
e inflador de los minutos inventados
tejidos para conservar prebendas
de los listos
y volverse eras...

Señor Confucio,
mírate hoy,
dominador de tanta tinta china,
roja por fuera,
mas por debajo verde,
con su muralla aislante de ruidos
y esquiroles,
tan te encerraste en tu ciudad sagrada
que te olvidaron
los que a otro nuevo santo han elevado:
Mao.

Y tú señor Lao-Tsé
de los senderos luminosos
empinado en Himalayas crueles,
te hacen contemplar la siempre dieta de la India
para robarle un poco de mercado
al gordito de la suerte
-¡lotería!-
que medita como loto iluminado
y crece en su propia alegoría
-siempre sereno-
ofreciendo la panza suertuda a los viajeros
que de tanto buscarse un buen nirvana
terminan comprándose nostalgias
en el club más refinado en cortesías
jalando palos de golf y hasta raquetas
en un ping-pong que les serena el alma
tras su cabeza de campana
y champán a secas.
Y Zaratustra,
señor de las llamas apagadas,
arrinconado en la montaña absurda
de cualquier filmador de símbolos jocundos.
Tan solo cien mil,
ni más ni menos,
la enciclopedia ladra
que te adoran,
los muy creídos,
como ciertos creyentes
de otras farsas
impotentes de aguantar el miedo de saberse solamente
entes,
químicas efervescentes
que se desvanecen,
entidades biológicas perdidas
en el páramo fecundo
de las euforias cósmicas
que necesitan ritos
para alivianarse cargas
a su egocentro en preces
y sentirse a salvo.
Y ve tú, señor Mahoma,
como detentan tu feérica santidad
al centro de millones agachados
besando el suelo parco
en éxtasis de alfombras mágicas
pisoteadas por el ruego
creyente
hasta el orgasmo,
mientras que arriba
los que mandan el aproveche
se revientan de amenazas
y heroicos comandos,
para el mundo que no baja sus labios
a besarles los pies con todo y callos,
creídos obedecen.
Cómo usan tu lúcida voluntad
de ser guerrero del bien.
¡Ah qué las formas del sometimiento!

Y tú, mi joven Joshua...
hombre tan roble,
inmarcesible ejemplo,
a pesar de los ingratos de tu pueblo,
nunca jamás tanto temple al aire libre visto
en su caminera cruz,
y por nadie competido
ni por sus legionarios millonarios
que lo han hecho el best-seller
de las cosmogonías.
Se le opuso a traidores y romanos
y venció crucificándose.
Por eso tantos dicen amarlo,
aunque de lengua todos comen platos.

Ya los sabios de Sion planificaron,
premeditaron,
alevosos, ventajosos, calculantes
el factor del miedo.
Se sintieron muy padres
y se han hecho verdad sus entusiasmos.
Pretexto para adueñarse del mundo,
con dagas y cruces promotoras,
casi ya todo.
Joshua, joven señor,
te han encumbrado en tu dolor
y los fans utilizados
incrementan los mercados
para hacer que se aumenten los dominios
que cosechan un reinado
que no es tuyo,
sino de los aprovechados...
dos mil años sin pagar ofensas,
aunque algún día,
la historia nos lo dice,
aunque nos maten,
esa loca Casandra hecha de parches,
los que en ti tanto han creído,
caerán a su espanto lacerados,
al descubrir la falsedad del llanto
y sin ti,
no podrán ya jamás recuperarse,
reconsolarse
y te dirán,
como dijiste,
como decimos,
día tras día,
por qué el telón bajaron.

Y es que como ustedes sabrán
queridos personajes consagrados,
dioses creados a la imagen y semejanza
de lo que quisieran ser los tristes hombres,
si ya no hay socios
y no conviene,
ya no hay negocios
y hay que hacer nuevas alianzas.
Lo que más concierta
a los genios que se creen muy sacros
usufructuando el pecado
y que nadan muy bien entre sus sectas,
más acá de lo mejor,
lejos de peores,
es clausurar la casa vieja,
sancto sanctorum
y construir la nueva,
casa neo-sancta,
para según las conveniencias del manejo,
hacerle un grande boom a la que crezca
y entonces presentar con otro nombre,
la misma estructura
disfrazada
de rituales apariencias.

¡DIOS ESTÁ APARTE!
 
POEMA DEL OBRERO MECÁNICO
 BAJO EL COCHE.



Aquí,
junto a ti,
pero tan lejos...
sentado en el recuerdo,
bostezando ayeres muertos,
aburrido de trajinadas urbes,
sin sentido,
perdido en el océano de martillos
y tornillos
que me ruedan al mutismo inasible de tu noche,
te miro:
piel curtida al fuego del hambre,
devastado en tu creerte bueno,
luchando por comer tu muerte
circulación continua que no sientes tan cercana,
obrero,
mecánico de mi destino,
accesorio vivo
ajustando los fierros del volante que me guía
para no estrellarme un púgil día
con tu rostro embarrado de esperanza,
derrotando tu derrota en risas,
hecho trizas
al impacto del humo que te asfixia
y que me asfixia.
Aquí,
mirándote desde mi adentro altivo,
te digo sin decirte nada.
¡Cuánto quisiera decirte!
Ajusta tu llanto comprimido.
Entuerca tu furia suprimida.
Balancea tus manos de callosa angustia.
Alinea tu desdicha.
No esperes vivir una otra vida prometida
que jamás llegará con sus racimos
de alegrías a gotas.
No finjas dar tu voto a los gobiernos
que te atraen como la luz hipócrita
de una llama que después te quema
sin volverte sol
ni estrella,
sino ceniza y broza.
No engrases cada tarde lubricando tus durezas
con perpetuas borracheras
que te borran la verdad de esta miseria
de creerte gran riqueza.
Y no me oyes.
Insulsa máquina estúpida soy,
ahora quieta,
y tú bajo de mí,
astilla de hombre,
bebiendo tu sudor sin otro vino de amores ofrecido sin altares,
tendido sin cruz,
en cruz,
sobre el suelo caliente de verano,
pero tan frío.
Y miro cómo te revuelcas en el cansancio
con tu rostro aceitado de salarios mínimos
sin poder decirte: yo lo hago.
Tú, descansa amigo.
Después sólo me enrabia
la limosna del dinero
que te da un señor tan dueño de ti
como de mí,
aunque no quiero
ni quieras
ni quisiera.
El tiene el poder sobre nosotros,
sin ser el rey ungido
ni el burgués enriquecido de ignominias.
El tiene el poder sobre mi vida cáscara
y tu vida...
más digna de otra máscara.
Ahora veo que ríes...
sí...
ríes
y sin embargo lloras en lenguaje obsceno,
porque el pan que tragarás de noche
jamás llenará tu gran vacío
excitante de tu sexo paraíso
que acrecienta las hambres con más hijos
sin llegar a nada más que el mito,
macho de rebaños amaestrados.
Aquí,
sentado apenas,
sin más penas que esperar el momento de partir a loca rueda
para explotar haciendas,
tú te debates por un pago insufructuable,
obrero amigo,
enemigo de todos y de nadie,
aunque siempre de ti mismo;
aquí,
contrasentido,
vago sin moverme,
angustiándome en tu fe desposeída,
a pesar de la medalla agujerada,
ya nunca virgen,
que te cuelga en tu cristero pecho:
aquí,
al pensamiento que corre en grito sostenido,
máquina muerta,
desvielada,
estoy tan de quietudes congelado
y sin embargo siento largos siglos
transcurrir en tu momento,
hora y media, cinco horas,
todo un día perdido y sin encuentro;
aquí,
te miro hastiado
y me agito en remolinos,
mas no me muevo,
no puedo,
como tú...
que a pesar de tu cuerpo en movimiento,
también como yo,
máquina,
en este tiempo,
permaneces siempre yerto.
 
 
POEMA DEL FETO
QUE PIDIENDO AYUDA
NO LE HIZO CASO
NI SU MADRE.



¡Ayúdenme!
¡Sáquenme de aquí!
Ya no resisto la paz del paraíso.
Tan silencio es el silencio de la nada
que ni un nombre aún existe.
Sólo oscura tibieza entre las aguas
donde flota mi espíritu nacido de dos cuerpos reducidos
a su espasmo antiguo.
¡Qué se haga la luz!
No resisto tanto tiempo sin tiempo sumergido.
Quiero ser yo sobre del magma,
tan yo como ninguno,
diferente a las placentas que me envuelvan
y usar lo que siento son mis puños altaneros
y correr con las piernas que hoy me tejen
a un cuerpo sin aliento
y alzarme la frente en grito abierto,
hecho ser... un nuevo ser al viento.
¡Ayúdenme !
¡sáquenme de aquí!
¡Por qué no me escuchan sus máquinas corruptas
mi alarido incendio!
Estoy harto de rodar al mismo sitio
sin voz que me precise a los oídos tiesos.
Estoy harto de cadenas sanguijuelas
que me prestan vida
y la cobran al precio dolor y el miedo.
Estoy harto, hastiado de la espina matriarcal
que taladra punzante mi cerebro.
¡QUIERO SER!
Brotar creativo al fuego.
Desgarrarme solidario sobre el agua.
Revolcarme entre el polvo brotando
al coito con la tierra
y engendrar otra Via Láctea.
Sáquenme del paraíso.
No me dejen en las trampas agiotistas
del jardín de las delicias
que me explotan hecho nada,
disperso en los placeres que me compran
la voluntad por el mí mismo
y me diluyen como esclavo.
Expúlsenme tras la manzana conocida
que después cubriré mis desvergüenzas
con tapa carnes vegetales.
Ya sé del árbol y la serpiente,
de los orígenes de mi simiente,
de las promesas que nos empeñan,
de todo el sueño que desparrama ayeres
en mi ontogenia milenaria.
Sé de Babeles y de Sodomas,
de Jericós y de los Egipcios.
Sé de murallas y Taj-Majales,
de partenones y Romas putas.
Sé de las noches de mil arabias
y de feudales torres del miedo.
Sé de comedias y reyes luengos,
emperadores y dictadores
y democracias convenencieras.
Sé de las luchas de los esclavos
en sus absurdas revoluciones
para cambiar solamente gallos.
Ya no resisto.
Deseo otra aurora en estas prisiones:
vestirme de albas enamoradas,
nadar de estrellas sin engañifas de altas palabras,
besar los soles de otros mañanas
y desprenderme de tanta inercia
con que me anclan.
Pido mi senda errante,
la cumbre de mi montaña,
los buitres que me devoren
las cicatrices de mi entrañas.
NO TENGO MIEDO.
Afronto el hecho de ser tan solo,
de estar tan solo
sin el parámetro de un molde vientre,
como la huella del arca rota
en los misterios de un solitario mar
sin prehistoria.
-Dios está solo-
¿Nadie me escucha?
¡Sáquenme de aquí!
Quiero estar fuera entre los desiertos
y degollar a las tentaciones;
quiero estar fuera entre los demonios
carcajearme de su rubores;
quiero estar fuera entre las asfixias
y respirar sobre de las pestes;
quiero estar fuera entre las traiciones
y dar mi espalda a todas las dagas;
quiero estar fuera entre las astillas
y recogerlas para mi estatua.
Quiero estar fuera entre los escombros
y hacer de nuevo todos los mapas.
Quiero estar fuera...
fuera...
fuera...

aunque algún día me doble en llanto
tras el retorno.
 
 
POEMA DEL HIJO QUE PIDE PERDÓN
A SU PADRE POR TENER UN ESPÍRITU,
AUNQUE NO MUY SANTO,
EN DESACUERDO CON LOS MOLDES
DE LA SOCIEDAD CONSUMISTA
DONDE HA PRETENDIDO DISEÑARLO.



Padre mío que aún estás en la tierra,
santificando tu nombre me postro ante ti
y arrodillado...
¡qué más podría hacer!...
te pido perdón por no haber querido tu reino
ni haber hecho tu santa voluntad,
así en tu cielo como en tu infierno,
mas sigue dándome el pan tan nuestro
de cada día
y olvida mis adeudos
así como yo nunca recuerdo tus ofensas
y no me dejes caer en la tentación de odiarte
librándome de todo el mal machista
que me propones,
y que no acepta mi conciencia.
Perdóname mis sueños de ser sol
entre las noches
y la absurda algarabía de entregar siempre
mis dones
a quien pueda ayudar sin ilusiones de rendirme pleitesías.
Perdóname por no haberme tirado a los vicios
de luciérnagas noctámbulas
acompañándote en tus goces
de cabaret en cabaret comprando putas
ni en los bares del insulto a las proezas
ni en cantinas donde bajan las podridas compraventas.
Perdóname si vivo enamorado de los libros,
fetichista que soy,
me reconozco,
y no me importa;
menos a los otros que critican mis hechizos
de ser obra que perdure en algún eco.
Perdóname mi augusta soledad de cóndor
que no desciende sobre nidos de gorriones locos
para venderles falsas pedrerías de cobre.
Perdóname mis tálamos cambiantes
sin horarios para rústicas ateas
y la estatua maricona que desnuda
me acompaña cada noche crucificada
sobre mi cabecera
y las griegas...
Perdóname que no ame tantos nietos
como quieres,
qué vergüenza traer más críos a este mundo hambreado, corrupto, contaminado,
egoista, cruel, consumista,
superficial, neurótico
y todo lo que dicen
los peores puritanos de roperos;
qué mal gusto irresponsable de las hembras
y los escuálidos matriarcas
que se cuelgan el letrero de hombres;
perdóname que malgaste mis orgasmos
creando versos,
algún cuento, treinta libros o más,
quince discos de larga duración tan aburrida,
algún drama adolescente,
mientras pienso ser quetzal sin rejas.
Perdóname mis letras que no puedes cambiar
por kilos de oro
para cumplir tus sueños de fenicio,
como mi abuelo,
en su palacio flotante con salario y todo.
Perdóname la voz que se me quiebra
en un canto hecho poema,
o viceversa,
y no aúlla las canciones
que podría vender la radio,
la tevé o las películas
y pagarlas estupidizados públicos
por sus sonsonetes de discoteques
decadentes o por sus salsas paleolíticas.
Perdona mis arranques de grandeza
que no admite pequeñeces ni miserias,
pues aunque barro,
detesto ser el lodo que se bate en las fatuas
pretensiones de folclóricos machistas engreídos de su falo,
penito usufructuado entre cadenas,
adormecidos,
o de su virgen culo improductivo,
conservado por el miedo a descubrirse homosexuales señoritos
siendo don juanes
o insistentes casanovas de la calle
o casados muy sonrientes de sus coitos caros.
Perdóname porque nunca me has visto noviecitas
sudándoles el sexo entre mis manos
a cambio de unos trapos
o un eterno verano.
Perdóname por las mujeres libres
que me ves en algún rato,
cuando a veces me visitan cualquier sábado
sin pedirme casamientos tan formales
que se adornen con largos vestidos
de por fuera blancos,
autos de alquiler muy largos
y azahares de plástico barato.
Perdóname por despreciar los toros
y las vacas chichonas del establo;
perdóname por no gritar el gol en los futboles
ni ser fanático de boxeadores gachos
o de tenis nacos
o corredores de asco
o de muchos otros golfos,
payos.
Perdóname porque amo la belleza
que nos cuesta tanto sacrificio mantenerla
y prefiero una pintura añeja
a un calendario con paisajes de oquis
o encueradas en mi fiesta.
Perdóname por no darte mi tiempo
en tus horas de barajas,
dominós, ajedrez y cubiletes;
ni acompañarte en el café donde me arreglas
o desbaratas
según los comentarios vampirables
de hipócritas conocidos
y me vuelves tu pérdida
o tu ganancia.
Perdóname por no fumar horas tras horas
consumiéndome con humos las tristezas
para preferir levantarme hechos de rabias
y romperles la madre a las afrentas.
Perdóname las burlas de la gente
que me muerde,
los odios de las bestias que me ladran,
la envidia de los tristes que me lacran
y el llanto que me brota cuando caigo.
Perdóname, si quieres, que lo puedes,
por no haber consumado los proyectos
que quizá tenías para mí
y los quebré saliendo a contramano,
desprogramado:
mal jugador,
sin más parrandas que los cines,
los teatros,
los museos y alguna galería;
peor bebedor,
sólo los jugos que me roban años
o un whisky aligerándome presiones
o una cerveza para entregarme al sueño
y acaso vino...
para no odiar perennemente;
nunca putañero,
solamente cuando amo cojo
y jamás humillando a mi pareja
escondiéndonos en los moteles
como ratas,
sino en el vasto imperio de mi cama;
jamás pendenciero,
temprano en el estudio me recojo
y me pongo a platicar con tantos muertos
que jamás murieron
hasta fundirme a sus pensares viejos.
Un gran cursi que soy
pero nunca demagogia
ni convenenciero
menos detentador de miserables aborregados.
Rompedor de los programas fijos.
Lo más honesto en lo que digo y lo que hago.
Caminero tal vez, mucho viajero,
promotor de libertades mensajeras,
despeñador de cantos,
enemigo de apariencias vanas,
buscador de las verdades nuevas
y alegrador de los llorones valles.
Perdóname,
pero comprende padre mío
que lucho por ganarle al tiempo
un pedazo de recuerdo para ti,
uno más de las generaciones
de generaciones ciegas
que los altos mandatarios del dinero
y los poderes
a propósito han perdido
haciéndoles sentir orgullo de sus huecos,
mientras ellos, aquellos y hasta ésos
aprovechan el pretexto para vivir soberbios
gozando las zaleas de su ganado.
Perdóneme señor, si te he ofendido,
que errar es de humanos y perdonar divino,
pero el hombre si es que vale,
es porque ama
y el amor es salvación tan mía,
donación,
tan tuya, tan nuestra,
sin esperar idolatrías,
tan de todos lo que quieran ser eterna vida
en incesante flama,
que es lo único que puedo hacer
y hago.
 
 
POEMA DE LA OFICINA ARRINCONADA
POR EL TRIUNFO
DE LOS CAMPESINOS-OBREROS.



Una mañana...
o quizás en una tarde...
o una noche...
o casi al alba...
clavarán sus balas enrejadas
en el mustio corazón de su pereza
y en el infierno delicioso de los sueros
se dormirán en cuartos negros
manchados de blancura,
heridos colgando de los gritos,
carteles altaneros en las sábanas,
prisioneros de su antigua fama,
caerán arrodillados de insolencias.
Excelencias, señorías, venia y mercedes
serán sólo recuerdos enterrados
en arduos calabozos,
bajo escaleras sin retorno,
ojos lacrimosos manchoneados por ojeras despintadas
anhelando ser los mismos chics de antaño
peinándose pestañas londinenses,
parisinas o romanas;
no tomarán más cocas ni dictados
que irán a arrumbarse entre las nauseas
del embargo.
Y el arriero campanario de los muertos
no tendrá que preguntar por quién se dobla...
ha triunfado el poder tan proletario
sobre el hueco de una luna rosa
que el engaño se atará al engaño
y el altivo ocho cilindros de largura turca
llorará su motor desquebrajado
ante el impulso violento de las horas,
prontas horas de exterminio a los inútiles holgados;
sirenas histéricas enredarán las calles
y ventanas doradas abiertas el espanto
pedirán el auxilio a su vileza,
mas no habrá ni escalinatas que las salven
de la asfixia por el humo igualitario levantado.
La música confort en su sepulcro de paredes
quizá seguirá sin ser oída,
frecuencia baja,
modulación estérea...
o tal vez como todo en el derrumbe
habráse rodeado al principio del estruendo
donde bailarán su vientre seco
de tantas hambres
las llamas furibundas.
No habrá cartel de huida,
escapatoria ni salida
ni exilios de gusanos vengativos.
Tapiada toda puerta quedará por las fuerzas muchedumbres
de manos callosas y martillos
que labraron en un tiempo madres viejas,
tierras muertas sin frutos ni jilotes
promisorios de blancas tortillas.
Estarán allí rabiosos...
de una rabia tan inmersa en los escombros
que del hondo gemir de la miseria
se caerán de los hombros cargadores
las señoras y señores,
señoritas a medias
y sin medias
de las impunes fiestas sobre el robo,
ritual fingido
de la élite emplumada
sin serpiente,
hipocresía de los brindis y las copas.
Y los tamemes de aquel mundo que existía,
muriente entonces,
agonizante,
pegando sus últimas boqueadas
arremeterán con hoces y palas
las cabezas gestadoras
de la ofensa,
de la envidia,
de los odios,
de pobrezas
y miserias,
mientras el asesino principal
recargado en la oficina,
sin pensar nunca más en calendarios
ni en las hojas desprendidas cada octubre
ni en guerras primeras,
que nunca segundas fueron buenas,
sólo las últimas terceras,
caerá también,
fragmentos de una mente agusanada
en esa tromba.
Y al impacto de la fuerza liberada
no habrá ningún rincón que sea vestigio
del mundo que a su fin están llamando,
llamando, llamando...
diluvio sin un ya que lo termine
llamando...
ahogando cadenas de agonías,
llamando...
devastará para siempre los tatuajes
y las máscaras,
llamando,
y las joyas,
llamando,
y las cárceles.
Llamando.
El torrente de overoles rasgará las sedas,
llamando,
quedarán tan limpias,
llamando,
que no habrá más sin razón para ocultarlas
llamando,
y los sexos volarán sobre condenas
para mostrar su verdadera siembra.
El viento frío no traerá más aromas
de comidas ricas
ni narices famélicas
soñarán bocados,
porque el hambre borrada de los mapas
no tendrá más que acudir a las plegarias
ni a cirujanos para hacer operación de cambios
porque chispas muchachadas campesinas
radiantes cantarinas de cultivos,
trabajando por el bien de todos,
trabajando,
no de un amo pendenciero y drogo;
trabajando,
trabajando sin lástimas que ruegan
compresión a sus sentidos huecos;
trabajando,
pasearán sus cuerpos bienhechores,
plenos de músculos solares,
sin panzas repletas de cantinas y burdeles,
ni distingos de ansiedades egoístas.
Trabajando.
Entonces...
mundo nuevo que fermenta su precoz inteligencia,
las furias batirán las inmundicias detenidas, apestadas,
en el círculo reducto,
siempre el mismo,
-corrupto-
de tus vicios pagados a demora
-oficina-
y no habrá para ti ya escapatoria
que dejarte irrumpir en tu parálisis
donde tu espacio prostituto
cesará de oficiar sin más oficios de buró
ni de escritorios,
porque la ubérrima potencia de otros éxtasis,
te vestirán de obrera
y tendrás que caminar frente a levante,
vida y bosques,
mano con mano,
largo horizonte,
tras de los hombres
nuevos...
nuevos...
llamando
nuevos...
trabajando
nuevos...
creando
nuevos...
 
POEMA DONDE SE ROMPE
EL TRADICIONAL ELOGIO PRECIOSISTA
A LAS PERFUMADAS ROSAS
Y SE DA UNA PEQUEÑA VARIANTE HACIA LA BASCA
Y SU VOMITONA.



Cálida a torrentes surges
de los cráteres borrachos,
combinada entre fugas
y deslices;
envuelta en pecados maromeros.
Arrepentida
caes a los polvos de la tierra
y la fermentas.
Viscosa.
Oliente como caño de baño destapado
también perfumas...
¿Cuál es tu diferencia con la rosa?
¿Acaso no eres tú también materia
a espinas cosechada?
¿Acaso no le dueles a los labios que te besan
como pobre prostituta putrefacta?
¿Cuál es tu diferencia con el lirio?
¿Acaso no te siembran floreciente,
florecida,
humilde,
proletaria,
en apenas un rincón que te mereces
sin merecerte?
¿Por qué primero te han gozado
y luego te devuelven asquerosa?
¡Qué triste pago!
¿Acaso es el destino del que da
placeres consumados
y al final siempre lo escupen
solo...
apestado?
¿Qué culpa tienes tú,
mi vomitona,
si eres mea culpa?**
POEMA DEL SUICIDA
QUE HABÍA MUERTO TANTAS VECES
Y QUE HARTO DE TODAS SUS MUERTES, QUERÍA ACABAR POR FIN
CON ESA CLASE DE VIDA.



A quién le importará si muero esta mañana
en convulsivos tiros
o en medio de una daga el corazón se sacrifica...

Qué lágrimas caerán tras mi cultivo de sonrisas
que siempre devinieron en burlescas mascaradas
después de sostenerme hirientes la esperanza.

Y en dónde quedará el desecho de mi cuerpo,
indomeñable a su piel desesperada,
aferrado al fracaso de bellezas diluidas
por sus locos albedríos de máquina.

En cuál tumba esperaré el jolgorio
de gusanos voluptuosos que devoren
las antiguas altiveces de mi carne tersa
y escarben los ojos que buscaron soles
tras las noches de sombras musculares
en coitales siluetas de abandonos
y muerdan los labios que dijeron hambres
en las mesas de panes conyugales
y molicies de bocas vinateras
y degraden la lengua que succionó amores
creyendo en los placeres de migajas temporales.

Hastiado de mi propio escombro,
cabellera de pinares cóncavos,
me busco un arma que me sea gemela
con estas ansias de morir sin rabias.

Navegué por un sueño de horizontes
y apenas despertando entre marismas
escuché la voz de mi altanero padre fatuo,
trueno de experiencias tras el látigo,
prohibiéndome morder aquellos frutos
de un delicioso delta.

Obediente vi nacer de mis costillas la serpiente
y envuelto por sus nalgas escarbé vaginas
que apresaron mi pasión erecta.
Y sucumbí ante la fruta de promesas vacuas
y en los pelos de la Eva fraudulenta
me enredé para emprender la afrenta.

Su cuerpo revoltoso hipnotizaba cada día
y a cada hora no cesaba de labrar en su regazo,
noche y día... sediento de sus brazos...
el orgasmo encarcelaba todo intento
de empiernado escape.

Hundido en la pasión de calabozo,
sin otros pasos que el perpetuo movimiento
de meter y sacar melancolías,
preso en la nostalgia de su cuerpo,
entumecida la búsqueda divina de los soles,
su noche me tatuaba a carne y agua
sin más cúspides que un hijo y otro hijo
y más hijos en manada hambrienta.

Entonces con la furia de su nombre
mi padre descubrió nuestros incestos
y armado de rayos sus palabras
sin llantos me expulsó de su engreído paraíso.
Y perdí la brillantez del oro
por el mustio recubrir del cobre,
pero la luna de serpientes que yo amaba
me dieron el valor para la marcha.

Y poco a poco el sudor de mi frente
y de mi sangre fue dándoles el pan de cada día.
La luz era el aviso de la garra en lucha;
las sombras, el señuelo de compensas húmedas.

Y no importaba,
matriarca convertido,
distante de mi padre,
distinto patriarca de las luces,
ir olvidando los senderos
y atado me quedé en la Tierra
que yo fecundaba...

De pronto me vi centro de nudos,
la piel vencida por parejas locas,
rey de los hijos que partían sin verme
y hecho de amigos, mientras ella duerme.

Huí de fes, sin esperanzas mínimas
cayó el diluvio en mis goteras náufragas
y añoré el tiempo que perdí por sierpes
que me fingieron ser eterna algarabía.

Hoy me derrumbo en soledad desnudo,
tendido al viento que ni me acaricia
y la ventana como único testigo
del castillo donde habito sin rosarios.

Abajo grita el equinoccio: primavera...
la sangre enciende los motores que se pasan.
Los hijos de los hijos se acrecientan
y ríen en mi feria de rituales
las mismas falsedades promisorias
de vinos y rosas estivales.

A quién le importará si muero en esta noche,
si nadie ve; todo esta oscuro.
El fuego único está oculto por dos cuerpos
o más...que se lo funden.
Y sólo por comer se desenlazan.

Con cantos de clarines insensatos,
la mierda envuelve los telares rotos.
Los armaduras ya no existen ni el candado,
lejano el cinturón, la bestia brama
y corrosiva, opaca sueños
eleva mares,
estanca suelos,
descorre espumas.

El viento mueve los olivos
y ni la cruz reaviva
la piedad del abandono.
¿Por qué? Constante grito
en un circo de pan y de reventas,
que sean cual son, no como deben
Mejor callarse en el punto eléctrico
de los neutrones de la venganza.

Serpentario de benditos, eso se dicen,
nidos de áspides, cobras, corales,
y pitones.
Todo invadido. Nada se salva.
Sólo el mortífero golpe de átomos
podrá acabarlos.
Esperanza mínima de renacer galáctico.

Morir ahora sin más espinas de coronas;
me crucifico.
Narciso diabólico me vuelvo,
muero tranquilo porque en mí mueren
las imágenes que se me asemejaban:
me suicido.

Muere canalla humanidad conmigo.
Aprieta el botón y la tierra se transforma
en espléndido escándalo de hidrógenos
y atómicas.
 
 
POEMA DEL TIEMPO
DETENIDO BAJO LA LLUVIA
DESPUÉS DE QUE LOS HIJOS
DE LA GRAN PUTA MATRIARCA
NOS LLEVARON AL SUICIDIO.



Ahora tiemblo aquí...
y estoy tan trémulo
otra vez sin génesis...
como aquella sombra hastiada
de su oscuridad sin mapa
escurriendo los pasos de un silencio
que parece putañero macho
que se amarica
amontonando cansancios despectivos
por los cuerpos que le dieron
al fulgor de sus neuronas.
Proyectándome diverso me transcurro incrédulo,
sorprendido por el cuento eterno
que ya no es el mismo cuento...
a pesar de tantos siglos prometidos,
novelados,
a pesar de los afanes maquinarios,
tecnicistas,
por detenerme al movimiento
y sin embargo no...
ya nunca...
Otra vez, como cuando muy vencido
me detuve a sollozar el llanto
que me lloraba sus griteríos imbéciles
por los estúpidos cuadrumanos
condenados a morir
antes de creerse sabios
y les pedí el aliento
que hoy me baña de riesgos aspirados,
no pensados,
como cuando en mi carrera seca,
moribundo de sed
les até a sus manos
el deseo impedido
de enjugarlos.
Detenido,
idiotizado,
mirando caer la misma lluvia,
como siempre,
de siempre,
destructora,
bienhechora,
desmayándose en su manto tierno
sobre arenas
sobre asfaltos,
sobre esteros;
derramándose en abrazos húmedos
sobre escombros,
sobre ruinas,
sobre cueros;
agitándose en torrentes turbios
sobre cráneos,
sobre muecas,
sobre vísceras.
Y llagado en estas horas de mutismo,
ahogados los trinos,
aturdido el viento,
me anudo en el rumor,
y en el olor
y en el dolor
de lo funéreo.
Una risa en el cielo se contempla colmilluda
y se burla en humaredas sobre el hombre,
vanidad consumida en un instante
de dominios y ambiciones,
egoísmos, compulsiones, sinrazones...
Escalan radiaciones sus temblores en el aire
y un ardor de infinito en cada llama...
Las ciudades arrumbadas por el odio
al fin se han aquietado
y los campos arrasados se revisten de cenizas...
Aquí, otra vez y para siempre,
aunque en el nunca persistente,
bajo la lluvia que me aburre los caminos,
inmóvil,
discontinuo,
sin mirar hacia atrás
ni por siquiera
un poco,
loco,
alicaído,
paralítico reloj,
triángulo imperfecto de las guerras últimas,
no más avanzo.
Si ahora nadie más recuerda,
para quién seguir hilando
texturas de memorias extinguidas en cerebros
hechos lodo.
Todo está tan cieno
que ya nadie pensará siquiera en explosiones
ni en los gritos de los enllamados,
ni en las voces de los lacerados,
ni en las llagas de los cuerpos vírgenes.
Todo es tan inútil bajo el llanto que me inhuma
y contempla el funeral sin pompas
de una vida aniquilada
y a la deriva,
ajustándome a mi tumba,
repienso tan un ancho pensamiento
como aquél de los retornos huecos
al ayer deshecho;
como aquél de las veredas muertas
en su afán caduco
de perpetuar encuentros
y tan muy hondo
como un mucho suspirar por nada
que sin embargo sabe a algo profundo.
Estoy así de ahora sin delante
dándome palabras que no existan
y sintagmas expatriados,
anacrónicos,
no clasificados,
imposibles de vivirse nuevos,
creyendo que me escucho
y me comprendo;
sintiéndome sumergir en ciegas tentaciones
de ser agua
y no poderlo;
de ser fuego
y no quemarme;
de ser aire
y no planearme;
de ser tierra
y no sembrarme,
porque no hay más ojos
ya.
Los testigos de qué sirven
ya.
Son tan mudos como el muro de antes,
ya.
Y ya qué espero si hasta
yo,
después de tantas crónicas
yo,
muero,
lentamente muero
yo,
porque no hay hombre nuevo
ya,
ni mujer reciente
ya,
sólo destrozos de aguacero,
hoy;
y granizal de pólvoras,
hoy;
y brazos alaridos,
hoy;
y piernas detenidas,
hoy;
y rostros estacados,
hoy;
y roídos huesos,
hoy;
y yo con ellos
voy...
voy palideciendo,
voy desapareciendo,
voy...
Termine de llover o no termine....
Ya no hay tiempo,
no hay tiempo,
sólo carroña
y un tufo ligero a hidrógeno,
y a asfixia;
y a azufre
y a neutrones.
Consumatum est.
Tempus fugit…
Ad aeternum.
 
POEMA DEL POEMA
DONDE TODO ES POEMA
Y SOLO AL FINAL ES POESÍA.



Voy a decir con palabras precisas
la imprecisión del poema
que quiere sentirse vida
y sólo subyace muerte
entre vocablos que lloran
su detenerse.

¡Qué ruda labor hipócrita de su escritura!
Sagrado engaño de mentirle al sueño
falsificando miedos
y confundir el alba con racimos de uvas.
Y aún así,
creerle
e intentar descifrarle sin tener vocablos claros,
no inventados
e inventados
e inventarlos
o inventariarlos.
Y entender ni madres,
aunque se finja muy padre
el que dice comprenderle.

¡Qué ardua labor de crucifijo
en un poblado ateo!
Sentirse inmerso en un caudal vacío,
palabrerío de fragmentos voces,
donde la imagen nos esconde el rojo
de su sudario verde
y en sus metáforas ensudoradas
se le tropieza el ruego de una ráfaga becaria.

Los hallazgos literarios de qué sirven,
para qué,
para quién,
si a nadie visten
y hoy sólo de pan vive el hambre
y el hombre
sin importarle el antediluviano
que destruye las economías
construyendo
un poema de más,
sin más ni menos.
Taller de producción que no interesa,
manía charlatana de rarezas
que se adornan diciéndose poetas
y no cantan,
pues no saben,
y no danzan,
pues no pueden
y no tocan la vihuela
o la guitarra
ni siquiera una oxidada pandereta
como aquellos trovadores,
juglares,
cancioneros
o teopixques.
que sí eran
y se la fajaban sin más prensas.

Hoy sólo interesan calzonarios,
gruesos chismes,
putas libres de impuesto y recargos
y unos cien dólares diarios
con políticos del diablo.

Quiénes van a pasearse entre poemas
cuando hay tantos canales en la tele
y diarios...

Sólo queda cagarse
en los lirismos
cada vez que nos dan ganas
de puñetas lexicales
y ascender al trono
de concretos poemas
y pedantes hilos negros
que en sus tretas
pretenden innovar lo muerto
del residuo
con maromas de arcaísmos mesolíticos.

¡Cómo decirlo sin que te rajen la lengua!
¡Cómo renovarse vocablo nunca oído,
si todas la palabras están hechas
a medida de expresar lo que señalen
los indicadores fijos!
Si se cambian, no hay sentido
y sin sentido,
quién entiende,
¿entendido...?

Traidor poema,
traidor que no me traes ni algo...
sólo el mismo silabeo
aspirante a ritmo de danzante cojo
lisiado en sus caminos
de tanto pergeñar bocetos en el aire.

Ay poema,
poemanía de sentir tu taladro
en mi bienaventuranza
de concupiscencias,
ventana sin cristales guardas
y aún así,
a pesar de los dispendios,
buscarte en la pasión de ser poseso de ti...
proceso poemado,
adverso verso,
versículo tajado,
versado en el fracaso gambusino
de no hallar las voces de oro
que te esculpen y me esculpen
las culpas exculpadas
de estatua indefinida,
proyecto de abstracciones singeométricas,
poema,
torrente sonoro del enigma
que ni sé,
que ni sabes,
que ni saben;
fragmento de mi vida
y otra...
que no cabe entre los marcos rotos
de tu herida…


POESÍA
 
POEMA DE LAS VOCES
QUE DEFINEN LA VIDA
SEGÚN SE LES DA LA GANA
A CADA UNA DE ELLAS...*



Pregunta obvia
para los fatuos que se dan de intelectuales:
-¿Y qué es la vida?
Respuestas obvias
de los ingenuos que se creen poetas:
-Todo.
-Una luz que no acaba de encenderse.
-Una barca alocada sobre mares estancados
de petróleo...
que indiferente pasa
y pasa...     y pasa...     y pasa...
indiferente...
-El viento.
-Una golondrina.
-Las gaviotas que planean sin saber qué hacer.
-Oleaje.
-Puños de arena.
-Una mujer abierta de piernas.
-Un sueño interpretado por un mecanismo biónico de avanzado diseño.
-Euforia.
-Locura de una monja convertida
en trabajadora social.
-Humo.
-Ciudad convertida en fuegos apagados.
-Penes erectos.
-Billeteras repletas de cheques viajeros.
-Una soledad.
-El silencio.
-Cinco palabras de amor.
-Dos palabras de desamor.
-Un retrato.
-El art nouveau.
-Una casita mona de dos pisitos sobre una inmensa alfombra verde en la esquina de Avenida de las Palmas y Berverly Hills.
-Una mosca que vuela,
gira, roza y pasa, gira, roza, y pasa.
-Una linda mariposa detenida en la rubia cabellera de caperucita en el momento en que pierde su virginidad con el cazador a los catorce años.
-Tres ausencias.
-Unos cuantos números.
-El ruido.
-Un ocaso.
-Un ferrocarril cruzando un puente.
-Aquel rascacielos.
-Un orgasmo continuo.
-Un parto.
-Una boina de piel de ballena.
-Literatura.
-Un camión a tiempo.
-Un avión que no sufre retrasos.
-Las calles sin tránsito.
-Los viaductos atascados.
-Una pendejada.
-Marihuana pura.
-Una tarde anaranjada de tanto otoño.
-Las nalgas de mi amada.
-Un soplo de viento fresco
al meter el pan al horno.
-Un niñito culo al aire meando.
-Las noches pasionales.
-El infinito.
-Una decena de juguetes importados.
-Aunque sea un muñeco de trapo.
-Tomar el café haciéndose el sabio.
-El optimismo del triunfo.
-Una borrachera.
-La música.
-Una bicicleta.
-Unos ojos azules.
-Un riñón electrónico.
-Las novelas de Vicente Riva palacio.
-Dios.
-El odio.
-Desprecio.
-Una nube.
-Una paloma.
-Otra nube, pero más grande.
-Otra paloma, pero perdida.
-Una camisa de prestigiada marca comprada en
los Champs Elisées.
-King kong enamorado.
-Una bolsa de palomitas, pero muy llena.
-Una fotografía.
-Un muro.
-Un mitin.
-Un dístico de protesta.
-El festival de la canción de San Remo.
-Marlene Districh en el papel de Lola.
-Un Banquete Tepitense.
-Passolini cogiendo diariamente con distintos obreros.
-Renoir.
-Baudelaire.
Superman.
-Las aventuras de Borola Burrón en contra de los malvados agentes asaltantes y extorsionadores al salvar a Macuca de una obsoleta violación.
-Una catedral embadurnada de estatuas.
-Una revista porno.
-Una incesante violación.
-Un chiquero.
-Una escupidera.
-Un retrete más.
-Alguna letrina.
-María Luisa Landín cantando Amor perdido.
-Salsa.
-Una cumbia.
-Jazz.
-Blues.
-Tango.
-Chachachá.
-Mambo.
-Surf.
-El salón México lleno de condesas descalzas.
-Una gorda cuenta bancaria en dólares para
comprarse chucherías.
-Músculos.
-Una elegía.
-Una estudiantina secundariana interpretando De colores como si fuera sinfónica.
-La ciudad bajo la lluvia.
-No, después de la lluvia.
-No, antes.
-Varias barcas en alta mar cerca del triángulo de las Bermudas.
-Ser jefe burócrata.
-Masturbarse
-Ciudad Satélite.
-Buñuel burlándose de las mujeres.
-La mano que hizo sonreír a la Gioconda o La Gozosa desde el pincel y abajo de su falda.
-El estreno mundial de una película mexicana rechazada en todos los festivales cinematográficos por exceso de artisticidad y moralismo.
-Cualquier deporte.
-Villiers de Lisle Adam.
-Una orquesta.
-Comprar todas las ofertas de un supermercado.
-Florencia y Paseo de la Reforma.
-Abstenerse de votar.
-Un poema sin terminar.
-Una porquería.
-El hombre.
-La amistad.
-Un libro.
-Dos anillos en forma de corazón y con apariencias de felicidad.
-Un aborto.
-Completar para el motel.
-Una aventura.
-Otra más.
-Boris vian.
-Una traición.
-Amanecer soleado con un fondo de azul rococó.
-Dormir.
-La portada de un disco snob.
-Una cruz.
-Una vagina opresora.
-Las perlas de la virgen.
La sonrisa de una anciana en patines por el rumbo del Central Park.
-Corrupción en cadena.
-Un Volswagen superequipado por un pobretón que quiere sentirse tripulante de un Porsche y le dice de cariño bocho.
-Mi fiesta de quince años rodeada de mis guapos chambelanes y mis graciosas damitas bailando la marcha de Aída combinada con ultra moderna música de discoteque.
-Baudelaire enojado.
Un Kandinsky.
-Un Miró.
-Mejor un Klee.
-Un sabroso helado de fresa invitado por mi novio.
-Casarse y ser feliz.
-Un huracán.
-Joyce.
-Una viuda llorando su desgracia en la cama del compadre.
-Un día más que se nos va.
-Un reloj que nos promete eternidad.
-Una recámara enorme donde flota el vacío y sólo queda la huella de un cuerpo en el lecho.
-Una noche que parece nunca terminar.
-Un amor que no es tan bello como se quisiera.
-Romanticismo.
-Fantaciencia.
-Una mala traducción del paraíso.
-Un cazador matando a un mamut.
-La última moda antes de estallar la última bomba de neutrones en la última guerra entre los malvados americanos y los desalmados rusos, con gran éxito para el tercer mundo.
-Brassens.
-Hipocresía.
-La tibieza de unos labios al besar.
-Una casa.
-Un rico despojado de su piscina y su smoking comiendo frijoles.
-Un laberinto no inventado.
-Una playera.
-Ser.
-Este momento.
-El vacío.
-Brecht.
-La felicidad de no ser desgraciado como los demás.
-La envidia constante de los siempre tristes porque tienen lo que no les gusta.
-Un buen diccionario donde se acumulen todas las palabras que nos dan idea de mundo.
-Un fantasma organizado.
-Alfred Jarry.
-Un periódico barato.
-Sorpresas bajo una piel sonrosada.
-Creacionismo.
-Ganas.
-Experiencias muertas.
-Lujo de terciopelos en el jacal de una ciudad perdida.
-Papá y mamá rodeada de sus hijitos a la hora del desayuno tal como aparecen en los anuncios de pan o mermelada.
-Estridentismo.
-Una invención.
-Luchar.
-Una motocicleta.
-La televisión.
-Globos y globos y globos y globos: Todos de colores pastel.
-Zaratustra.
-La pintura medieval.
-Un convento laico.
-Una colección de incunables.
-La piedra del sol descifrada por cualquier chichimeca.
-Una plegaria.
-Wagner.
-Un tatuaje.
-Alegría.
-Un legrado.
-Un mapa sin indicaciones.
-La venus del Milo abrazándome.
-Una computadora.
-Un satélite ebrio.
-Una estadística.
-Un etcétera.