Por celebrar, Domingo soberano
Apariencia
- Soneto LXIV
Por celebrar, Domingo soberano vuestra fiesta mejor, Pedro divino, a cantar a Milán el ''Credo'' vino, llevándole el compás de Dios la mano. Echó en efecto en vuestro canto llano tan alto contrapunto en el camino, que los coros celestes que previno, fueron los ecos del acento humano. Entróse por la Iglesia la herejía, por suspender con pertinaz denuedo del músico divino la armonía, y cisne santo con el mismo dedo mostró que el Evangelio dicho había, pues que cantaba con su sangre el ''Credo''.