Predestinados
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Es el abismo el que le atrae desde su fondo más oscuro, para que deje esta vida tan triste que él ve cubierta de eterno luto. No bien una sombra se disipa otra se agranda... se agranda y le envuelve sin que adivine por qué ha venido, por qué le busca, ni qué le quiere, pero le aterra y le acobarda y a donde va le sigue siempre. Si algún dolor abandona su alma, otro más vivo y más intenso, en sus entrañas haciendo el nido, para él inventa nuevos tormentos, mucho más hondos y más terribles siempre los últimos que los primeros. Un mal espíritu, algún demonio de cuantos hay el más cruel ha presidido su nacimiento y oculto guía siempre su pie hacia los bordes de la alta sima a ver si puede verle caer. Vacila su planta ya... y sus ojos vagos se fijan en lo infinito, que él cree imagen de la nada; pero le atrae... le atrae el vacío en donde flotas, genio invisible, siempre llamándole hacia el abismo. Y cae al fin... y nadie sabe, ni nadie pregunta por qué ha caído.