Prospecto de LA ESPERANZA

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PROSPECTO.
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iez años há que jime España bajo la tiranía de los partidos que alternativamente se han apoderado de su gobierno; años de continuas tentativas y repetidos ensayos, cuyo único resultado ha sido la jeneral conviccion de que todos son impotentes para labrar su felicidad. La nacion ha sido engañada cuando, só pretesto de restaurar sus antiguas leyes fundamentales, se le han impuesto códigos de oríjen estranjero, acordados, como es evidente, por una escasa minoría, en lo mas crudo de la guerra civil; época en que el encono de las pasiones no solo no permitía la calma é imparcialidad necesarias en cuestiones de tan inmensa trascendencia, sino que tambien excluia de su seno una comunion no menos numerosa que respetable. Contra ese escollo, contra esa imperdonable falta de nacionalidad se han estrellado las reputaciones mas brillantes de los partidos que han monopolizado el poder en tan largo periodo: y puestos sucesivamente á prueba sus prohombres, han visto desvanecerse rápidamente su renombre y prestijio, siendo lanzados ignominiosamente de sus encumbrados puestos á impulsos del público descontento y unánime clamoreo de los que poco antes cual ídolos á la adoracion popular los espusieran. El trono, embarazado en el ejercicio de sus funciones por las trabas con que le ligó la secta democrática, ha sido blanco mas de una vez de groseros insultos, de violaciones escandalosas, de rudos ataques, encaminados á hundirle, si dable fuese, borrando de los pechos españoles hasta la memoria de esta institucion tutelar. La relijion augusta de nuestros mayores, sus ministros, su culto, han sufrido quebrantos incalculables; y la emancipacion de Roma y la creacion de una iglesia nacional parecida á la anglicana, ha sido por algún tiempo el sueño dorado de los hombres mas influyentes en nuestros destinos. La revolucion, que tiene por instinto y tarea favorita el destruir, ha sembrado por dó quiera de ruinas esta nacion, cuya prosperidad íbase cimentando sobre sólidas bases en los últimos años del monarca difunto en 1833.....

Contemplando en su horrorosa verdad el cuadro que acabamos de trazar, el hombre pensador se estremece; y se pregunta después que en mil ocasiones han sido falaces los anuncios de un cambio favorable en los negocios de España, será posible señalar á nuestros males un término mas ó menos próximo; ó si han sonado para los hijos de esta noble region las fatídicas palabras de Dante, y se les veda franquear el corazón á la esperanza de un porvenir menos infausto.

Nuestra publicacion viene á consolar al pueblo víctima de los errores y desaciertos de sus hombres de Estado, y á ofrecerle en medio de la desgracia común el lenitivo de LA ESPERANZA. La nuestra apóyase en la fundacion de un gobierno verdaderamente nacional; un gobierno que no lo sea de partido, sino que que se asiente sobre la cordial reconciliacion de todos los españoles honrados sin distincion de matices políticos. Cuando pronunciamos el nombre de españoles, significamos asi los que en la península y sus colonias existen (mas ó menos aceptos á los ojos del poder), como los que allende el Pirineo comen el pan amargo de la emigracion por un efecto de disensiones intestinas sin cuyo olvido es inasequible la concordia que deseamos; concordia á que hasta ahora se han opuesto poderosamente el esclusivismo y miras ambiciosas de los hombres que han dominado á la nacion durante la indicada lucha y después de ella, no menos que las reservas mentales con que los novadores han proclamado sus pomposas tablas de derechos.

Un exámen detenido de nuestras antiguas leyes políticas nos ha convencido ser de absoluta necesidad establecer por base á la reforma decretada de la Constitucion vijente, los elementos de buen gobierno y verdadera libertad consignados en aquellos códigos venerandos: elementos puestos en juego con éxito feliz en los mejores tiempos de la monarquía, á la sazón en que no los desvirtuaran los abusos de la dominacion extranjera ni las demasías del despotismo ministerial; y que volverían á ser un fecundo semillero de bienes, auxiliados por disposiciones orgánicas acomodadas á los verdaderos adelantos del siglo, con las saludables precauciones que sujiere la larga esperiencia de nuestros padecimientos e infortunios.

Ansiamos la reparacion de los males causados por la revolucion, en toda la amplitud que posible sea: porque creemos valdía é instable toda reorganizacion social y política que no se apoye sobre este sólido fundamento; porque mal pudiera sofocarse el monstruo revolucionario cobijando sus funestas obras bajo el manto inviolable de la justicia.

Igualmente anhelamos el restablecimiento de nuestra sincera y filial correspondencia con el vicario de Jesucristo; y que brille pronto en el horizonte español, radiante, pura y sin mezcla de siniestros vapores, la antorcha de la relijion sacrosanta cuya unidad es ley invariable del Estado desde los tiempos de Recaredo; en cuyo nombre nuestros abuelos acometieron y llevaron á cabo las mas gloriosas empresas inclusa la conquista del Nuevo Mundo, y sobre bases robustas asentaron la majestad de un trono que no cesaba de alumbrar el sol.

Paz: economías positivas en todos los ramos de la administracion pública: mejoras materiales y alivio de gravámenes para el pueblo agoviado hasta la miseria: nada de reacciones violentas: justicia severa y cumplidamente imparcial: tales son las ventajas á que aspiramos para complemento de la prosperidad de nuestra patria.

En suma, Monarquía y Relijion: hé aquí las áncoras de nuestra Esperanza: hé aquí los objetos preferentes de la polémica de nuestro periódico. No por eso dejaremos de estendernos á los demás á que aparece destinado, en proporcion á su importancia respectiva.

Así que en la seccion de literatura la variedad y la buena eleccion serán nuestro norte: y esperamos que los artículos orijinales y traducciones que la formen, nos granjearán el aprecio de los aficionados á tan agradables estadios, y sobre todo el de los padres de familia que justamente miran con horror las escenas, las máximas y los pensamientos que al abrigo del folletin suelen asaltar su hogar doméstico, esponiendo los seres mas puros á los riesgos de un mortífero contagio. No nos permitiremos en este punto una sola espresion que no se halle en armonía con la mas estricta moralidad y con el respeto que exijen ideas y convicciones que no pueden ni deben ser tratadas lijeramente.

Tampoco olvidaremos la cuestion económica tan interesante para el porvenir de España, y para cuyo maduro examen no hemos perdonado gastos ni esfuerzos. En posesion de lo mejor que en este ramo produce la prensa en las principales naciones de Europa, tendremos siempre á nuestros lectores al corriente de las ideas mas adelantadas y de los últimos descubrimientos. La agricultura, el comercio, las artes, cuanto cabe bajo el nombre de industria, reclaman en estos tiempos una buena parte en las meditaciones del escritor público: y todo ello contribuirá frecuentemente á llenar las columnas de nuestro diario.

Respeto á las personas que mandan, sin que eso obste á denunciar con enerjía sus desaciertos: oposicion siempre razonada, nunca sistemática: tolerancia con todas las opiniones cual para las nuestras exjimos con la ley en la mano: este será el tono de nuestros escritos, que si no son dictados por un profundo saber, irán encaminados en todo caso al bien del país cual le comprendemos, y animados de las mas sanas y rectas intenciones.

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LA ESPERANZA saldrá á luz en un pliego de la marca que indica este prospecto, en que se muestran la calidad del papel y las dimensiones del nuevo periódico, para cuya impresion se estrenarán las fundiciones correspondientes.

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MADRID
IMPRENTA DE D. PEDRO MORA Y SOLER
CALLE DEL FOMENTO NUM. 7. MADRID
1844.


Fuente[editar]