Pulsa Anarda a un tiempo, y forma
Pulsa Anarda a un tiempo, y forma
Con una, y con otra acción
Leño armonioso su mano,
Canoro néctar su voz.
Era la música entonces
Dulcísima igual prisión
De las almas, que condujo,
De los vientos que enfrenó.
Todo el corazón se rinde
A tan suave favor,
Que contra su voz Sirena
No hay Ulises corazón.
Parece allí que escondido
Canta en ella un ruiseñor
A la Aurora de su frente,
De sus cabellos al Sol.
Llama al oído, y la vista
Con dobles glorias, que unió,
El oído a su concento,
Y la vista a su esplendor.
Con dos agrados del alma
Dos veces Cielo se vio,
Cielo en plácida armonía,
Cielo en bella ostentación.
En dos claveles parleros
Su música pareció
Corriente de mil dulzuras
Por senda de flores dos.
Hiere en fin los corazones,
Pues para la herida son
Flechas de Amor los acentos,
La Lira aljaba de Amor.