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^(62)  Pág. 169.—«El iman atrae al hierro, como el ámbar ú los granos mas pequeños de mostaza. Parece como si un soplo misterioso animase á estas dos materias y se comunicase con la rapidez de la flecha.» Así decía Kuopho, filósofo chino que escribió el elogio del iman á principios del siglo IV (Klaproth, Lettre à M. A. de Humboldt, sur l'invention de la Boussole. 1834, p. 125).

^(63)  Pág. 170.—«The phenomena of periodical varations depend manifestly on the action of solar heat, operating probably through the medium of thermoelectric currents induced on the earth's surface. Beyond this rude guess however, nothing is as yet known of the physical cause. It is even still a matter of speculation, whether the solar influence be a principal, or only a subordinate cause in the phenomena of terrestrial magnetism.» (Observ. to be made in the Antarctic Exped., 1840, p. 35.)

^(64)  Pág. 170.—Barlow, en las Philos. Transact. for, 1822, t. I, p. 117; sir David Brewster, Treatise on Magnetism, p. 129. La influencia del calor en la disminucion de la fuerza directriz de la aguja imantada ha sido enseñada por la obra china Ou-thsa-tsou, mucho antes que por Gilbert y Hooke. (Klaproth, Lettre à M. A. de Humboldt, sur l'invention de la Boussole, p.96.)

^(65)  Pág. 171.— Véase la Memoria on terrestrial Magnetism, en la Quart. Review, 1840, t. LXVI, p. 271-312.

^(66)  Pág. 172.—Cuando propuse por primera vez fundar una red de observatorios, provistos de instrumentos semejantes, no tenia casi esperanza de vivir lo bastante para ver realizados mis deseos, como lo han sido en efecto, por los esfuerzos reunidos de varios astrónomos y físicos distinguidos, y sobre todo por la generosa y sostenida intervencion de dos grandes potencias, Rusia é Inglaterra. Hoy, gracias al concurso de tantos poderes y tantas lumbreras, ambos hemisferios están cubiertos de observatorios magnéticos. Yo formé el proyecto de observar sin interrupcion la marcha de la aguja imantada, durante cinco ó seis dias con sus noches, principalmente en la época de los solsticios y de los equinoccios, y efectivamente lo llevé á cabo en Berlin en 1806 y 1807, con mi amigo y colaborador M. Oltmanns, persuadido de que una série de observaciones continuadas sin interrupcion (observatio perpetua) durante muchos dias y muchas noches, seria mas provechosa que observaciones aisladas, hechas por espacio de muchos meses. El aparato empleado, el anteojo magnético de Prony, suspendido de una caja de cristales, por medio de un hilo de torsion permitía medir ángulos de siete ó de ocho segundos en una mira distante con divisiones menudas, que por la noche