Página:Camila o la virtud triunfante - Estanislao del Campo.pdf/41

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido validada
— 41 —

—Deja usted su fusil señor? preguntó la tia.

—Si señora, pues con la leccion que acabamos de dar á los asesinos del pueblo, no se han de atrever à llegar aqui en algunos dias.

— ¿No han tenido Vds. que lamentar alguna desgracia en este encuentro?

—Ninguna: Señora, usted ha visto que con el humo de la primer desearga de los defensores del pueblo, se mezcla siempre el polvo que la mashorca levanta en su huida.

—¿Cómo se siente Vd. señorita? dijo dirigiéndose á Camila.

—Creo que estoy buena, señor, aunque conozco que me faltan algunas fuerzas; pero puede Vd. estar seguro que me sobra agradecimiento por su generosa conducta.

—Si alguien en este momento debe estar grato, convendrá conmigo la señorita, en que debo ser yo; pues debo á ustedes la felicidad que en estos momentos gozo; por haber tenido la complacencia de aceptar mi brazo.

—Es Vd. demasiado amable, señor.

—Creo que es esta una de las cualidades que caracterizan y adornan á la señorita y desearia tener algo de amable por ver establecida una analogía entre Vd. y yo.

—Si yo tuviera la cualidad de ser lisongera; creo señor que quedaría establecida entre nosotros la analogia que Vd. desea.

—No quiero creer que Vd. me habla en este

6