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chile septentrional y perú

crecían rápidamente en número [1], siendo reemplazados por una planta alta algo parecida a la yuca. La superficie del terreno era muy quebrada e irregular, si bien en pequeña escala, y de los llanos o cuencas se alzaban pequeños picos de roca. Si la dentada costa y el fondo del mar vecino, cubierto de rompientes, se convirtieran en tierra seca, presentarían formas análogas, e indudablemente esa transformación se ha efectuado en la parte por donde ahora caminamos.


3 de mayo.—De Quilimari a Conchalí el terreno aparece cada vez más yermo. En los valles apenas hay agua suficiente para el menor riego, y los trozos de tierra intermedios, casi pelados, no dan pasto ni siquiera para cabras. En primavera, tras las lluvias de invierno, brota rápidamente una hierba fina, y entonces se traen a estos sitios las vacadas de la Cordillera, las cuales permanecen aquí por corto tiempo. Es curioso observar cómo las semillas de la hierba y otras plantas parecen adaptarse, como por un hábito adquirido, a la cantidad de lluvia que cae en diferentes partes de esta costa. Un chubasco en Copiapó, que está más al Norte, produce tanto efecto en la vegetación como dos en Huasco y como tres o cuatro en esta comarca. Un invierno que en Valparaíso fuera demasiado seco para permitir el crecimiento normal de los pastos, en Huasco produciría una abundancia desusada. Siguiendo hacia el Norte, la cantidad de lluvia no parece decrecer en proporción estricta con la latitud. En Conchalí, 67 millas al norte de Valparaíso, no se espera la lluvia hasta fines de mayo, mientras en la úl-


  1. Al norte del paralelo 42° el bosque se aclara, y, tras aparecer una flora xerófila muy característica y semejante a la mediterránea, su gradual empobrecimiento acaba en verdaderos desiertos como el de Atacama.—Nota de la edic. española.