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VIAGE

Paronios; tendrá 3,000 indios de guerra: allí nos detuvimos un dia, aunque tenian poca comida. A las doce leguas entramos en otra nacion, cuyos indios se llaman Simanos. Su pueblo está situado en un collado alto, y rodeado de espinos y monte bajo como muralla. Juntáronse muchos, y nos recibieron de guerra, con sus arcos, flechas y otras armas. Duró poco su soberbia, pues vencidos, desampararon su pueblo, habiéndole quemado antes: pero los campos nos daban bastante comida.


CAPITULO XLVI.
De los Barconos, Leyhanos, Carconos, Sivisicosis y Samocosis.

A 16 leguas de esto pueblo, que caminamos en cuatro dias, llegamos de repente cerca del pueblo de los indios Barconos, que no sabiendo que ibamos, empezaron á huir: pero á nuestra instancia se detuvieron. Les pedimos comida, y prontamente trageron con abundancia, gallinas, ganzos, ovejas, avestruces, ciervos y otras cosas, y con gran contento de los indios nos detuvimos cuatro dias, tomando noticias de la tierra. De allí, en tres dias, entramos á los indios Leyhanos, nacion que habita á doce leguas de los Barconos: tenian poca vitualla, porque la langosta habia destruido casi todos los frutos, y por no gastar lo que llevábamos, volvimos á caminar, pasada la noche; y en cuatro dias anduvimos 16 leguas, y llegamos á otra nacion llamada Carconos, que, aunque habian padecido la misma plaga, tenian mas comida. Informaron, en un dia que nos estuvimos, de que en 24 ó 30 leguas, que distaba la nacion de los indios Sivisicosis, no hallariamos agua. Llegamos á ella á los seis dias, con gran trabajo; pues aunque los Carconos nos proveyeron, morian de sed algunos de los nuestros, si en este viage no encontráramos una raiz, que estaba fuera de la tierra, de que salian grandes hojas, en que habia agua tan firme como en un vaso, que no se derramaba, ni fácilmente se consumia; y tendria cada una medio cuartillo. Dos horas de noche, estando cerca del pueblo de los Sivisicosis, intentaron huir, con sus muyeres é hijos, pero el general despachó una lengua, para que se estuviesen quietos en sus casas, y sin miedo alguno, que no se les haria daño: y así lo hicieron. Habia gran falta de agua en aquella provincia, y mayor por no haber llovido en tres meses, para llenar los algibes en que la reco-