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El tempestuoso Mimas ir siguiendo.
A los Dioses pedimos que, piadosos,
El rumbo con sus rayos nos señalen
Y compasivo el cielo nos inspira
Que por Eubea á salvacion marchemos.
Hinche la vela un favorable viento;
Sobre el líquido plano ya volamos,
Y de la noche con el curso solo
Llegamos á Girestes. Sin demora,
Gratos al Númen que salvarnos supo,
Toros sacrificamos á Neptuno
Entregando á la pira las ijadas.
En solos cuatro dias á Argo llega
El hijo de Tideo, y yo hácia Piles
La nave dirigí, y el Dios propicio
Que el viento favorable nos lanzaba,
Al puerto me condujo con su ausilio.
De esta suerte, hijo mio, entré en mi patria
Sin saber de los griegos cuáles fueron
Los que la muerte ó salvamento hallaron.
Ora lo que ha llegado á mi noticia
Despues que quieto estoy en mi palacio,
Con la lealtad que á tus cuidados debo,
Sin celar cosa alguna, aqui te digo:
La fama ha pregonado que de Aquiles
El hijo valeroso, con su gente
Sin tropiezo á sus lares ha llegado,
Lo mismo que el preclaro Filoctetes,
El hijo de Peamo. Idomeneo
A Creta ha conducido los secuaces,
Que supo arrebatar á horrenda muerte
Sin que ninguno de ellos se perdiera.
Agamenon... ¡Oh tú tambien, sin duda,
En tus lejanas playas has sabido
Por cuál terrible golpe, Egisto infame
Su vida destruyó! Mas de tal crimen
La audacia pagó, el monstruo con usura.