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de hielo y los depósitos de carne (en los sótanos) y, á nivel, las habitaciones de guardianes.

Los pabellones mayores ofrecían á las fieras una superficie de 200 metros, y relieves grutescos, en el fondo, con cascadas. Un servicio contínuo, de ventilacion y de limpieza, impedía el desarrollo de los malos olores.

No siendo arquitecto, mi dibujo carecía de cierto sello de seguridad en los cortes y en los perfiles, de modo que, fuera de esto, sólo faltaba ejecutarlo en forma. El Intendente lo examinó con mucha atencion, me pidió explicaciones—y me dijo que iba á estudiarlos pero que le gustaba. Andando el tiempo, pasó á manos del Sr. Ludwig—el cual me declaró que era impracticable, porque costaría unos 500.000 $ (el oro merodeaba entonces por los 500). Nunca lo creí.

En ese proyecto, señor Intendente, he puesto cuanto mi inteligencia é imaginacion podían dar al respecto, careciendo de estudios formales de Arquitectura. He ideado muchos otros contornos, muchas plantas—unas veces con esfuerzo mental exagerado, otras dejando correr el lápiz—en unos casos aparece la casa de fieras del Jardin Zoológico de Berlín, en otros la del de Frankfort, en este la de Hamburgo, que es como la de Berlín con la planta arqueada con concavidad al frente, ó surgen las de Amsterdam, Londres y tantos otros.

Para mí ha sido una preocupacion constante y fastidiosa, aun absorbente, la de las construcciones principales del Jardin—porque es algo más sério que lo que parece á primera vista (por ejemplo: los barrotes para el Oso blanco). Pero no se me ocurre nada—porque lo dí todo en el primer dibujo—á tal extremo que, el último que he entregado al Sr. Arquitecto, es algo ruín, que parece un galpon de frutos del país. El único resultado á que he podido llegar es que, para los Leones de melena, hay que hacer un edificio completamente aislado. Si no, hay que volver á mi primer proyecto, no sólo porque contiene cuanto necesita una casa de fieras, sinó porque realiza de cierta manera una simple modificacion de todas las análogas. La de Berlin, que está muy bien hecha, tiene un frente recto, y en cada extremo avanza un pabellon mayor: en uno el Leon, en el otro el Tigre—en los intermedios, los Leopardos, Pumas, etc. En la parte posterior hay una galería con cristales, y dentro de ella están las jaulas de invierno, separadas del público por baranda, etc. En el otro frente avanza de cierto modo una porcion para Hienas, y otros animales—lo que no hace al caso.