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LXXV

CIVILITAS




Heródoto III, 80. [1]
El pensamiento inicial es de Quevedo.




La envidia de morder nunca se sacia
pues no come; por eso es que no engorda,
y á la pobre alma á la que sola aborda
de puro soledad la pone lacia.

Mas si su hiel en muchedumbre vacía
de gratitud al llamamiento sorda
suele dejarla y la convierte en horda,
que ella es la madre de la democracia.

  1. Ver explicación en Epílogo y notas.