POLÍTICA DOMÉSTICA 189
por medio del fausto; enerva la inteligencia, seca el corazón, transforma la caridad en filantropía os- tentadora, sin resultados fecundos y sin ningún mérito; hace por todo extremo imperiosa la nece- sidad de dinero, y obliga con demasiada frecuencia á descender, para obtenerlo, hasta aceptar servil- mente las más degradantes exigencias de la usura.
La mujer opulenta que tiene falseado el espiritu y alterada la razón por alucinaciones del orgullo y de la vanidad, y también seducida, su alma é in- vadido su corazón por el amor desenfrenado del lujo, camina siempre hacia su perdición; no abriga, con respecto al porvenir, otro pensamiento que el de lucir sus brillantes atavíos, sus trenes y sus saraos; delira su fantasía con los medios de variarlos y de fomentar sus prestigiadores efectos, su mag- neficencia, sin reflexionar jamás en la ruina que con tan locas prodigalidades produce en su fortuna. Familia, hijos, marido, consideración, estimación, todo parece oscurecerse en su alma; y, cual fanática insensata, dominada por su fatal monomanía, y fa- cisnada, y sin fuerza protectora en su voluntad, va derecha al abismo: en él cae desde la altura de su opulencia, ó á él desciende recorriendo todos los grados del envilecimiento y de la miseria, como para ofrecer un ejemplo de enseñanza horrorosa, pero saludable. Observemos á esa mujer, jóven
