300 POLÍTICA DOMÉSTICA
á la fraternidad en la familia. Aquellas que tie- nen hermanos menores, representan el papel de m:a- má, sirven de intercesoras, dulcificando por modo interesante la autoridad paterna; imploran gracia pa- ra los culpables, consuelan á los que sufren peniten- cia, consiguen el perdón, y en fin, son ángeles pro- videnciales. Estas acciones maternales, ejecutadas por una niña llena de candor, gracia y dulzura, y el ascendiente que ella sabe adquirir á fuerza de bondad y paciencia, ponen de manifiesto lo más bello del carácter moral de la mujer. ¡Cuán rico tesoro de afectos acumulados en el corazón de una niña que combina las ternúras del amor fraternal con la vi- vísima solicitud de la maternidad! ¡Dichoso el hombre que la reciba por esposa, pues en ella en- contrará los principios de todas las virtudes y los gérmenes de la felicidad! Los niños, cualquiera que sea la turbulencia de su carácter, rara vez recha- zan el influjo de una hermana mayor: lo que la madre no puede obtener, sino por el ejercicio de su au- toridad, lo consigue aquélla con su seductora y amistosa familiaridad, que dulcifica la rudeza del muchacho escolar y le inspira una precoz galante- ría. Estas cosas tienen sus ventajas, y deben decidir á toda madre de familia numerosa á delegar una parte de su acción educadora, en las hijas mayores.
Las menores se hallan, respecto de sus hermanos,
