POLÍTICA DOMÉSTICA 313
nelón, en su excelente libro Educación de las hijas, juzga conveniente que las belllas artes se empleen para inspirar gusto y sencillez á las niñas. «Yo qui- siera—dice—hacer ver á las jóvenes la noble sencillez que aparece en las estátuas y demás figuras que nos han quedado de las mujeres griegas y romanas; verían cuánta gracia y magestad tienen los cabe- llos anudados por detrás con cierta negligencia, y los ropajes amplios y ligeros con largos pliegues. También sería bueno que oyesen hablar á los pin- tores y demás personas que poseen el exquisito gusto de la antigiiedad. Bien sé que no debe desearse que adopten el exterior del antiguo, extravagancia sería pretenderlo; mas podrían sin incurrir en nin- guna singularidad, adquirir el gusto de aquella sen- cillez de trajes, tan noble, tan graciosa, y por otra parte, tan conveniente á las costumbres cristianas. » Los principios del arte son siempre los mismos en las cosas pequeñas que en las grandes: una persona que se compone bien, aplica, quizá inconsciente- mente, los mismos principios que el insigne Rafael aplicó en la composición de sus obras maestras. ¿Qué hace una joven cuando se adorna? Se idealiza, por decirlo así; sin emplear mentira alguna, sabe dat real- ce á sus atractivos personales, mediante una agra- dable combinación de líneas y colores. La joven que se compone, ejecuta en sí misma un arreglo aná-
