Reflexiones o sentencias: 27
§ 261. Los que quisieran definir la victoria por su nacimiento, se verian tentados á llamarla como los poetas hija del cielo, pues no se halla su origen en la tierra. Efectivamente es el producto de una infinidad de acciones que, en lugar de tenerla por objeto, solo miran á los intereses particulares de los que las obran; pues proponiéndose todos los que componen un ejército su gloria propia y elevacion, acarrean un bien tan grande y tan general.
§ 262. La hipocresia es un homenage que tributa el vicio á la virtud.
§ 263. La mayor parte de los hombres se expone bastante en la guerra por salvar su honor; pero pocos quieren siempre exponerse cuanto es necesario para que salga bien el designio por el cual se
exponen.
§ 264. La vanidad, la vergüenza, y en especial el temperamento, forman de ordinario el valor de los hombres y la virtud de las mugeres.
§ 265. No queremos perder la vida, y queremos adquirir gloria: por eso los valientes hacen mayores esfuerzos y se valen de mas ardides para evitar la muerte, que los tramposos para evitar la
paga á que los compelen.
§ 266. No podemos responder de nuestro valor, si nunca nos hemos visto en el peligro.
§ 267. No hay casi nadie que en su primera edad no dé á conocer por donde han de flaquear su cuerpo y su espíritu.
§ 268. Sucede con el reconocimiento lo mismo que con la buena fe de los mercaderes: esta mantiene el comercio; y nosotros no pagamos porque es justo corresponder, sino por hallar mas fácilmente
quien nos preste.
§ 269. Por eso no pueden lisongearse de reconocidos todos los que desempeñan las obligaciones del reconocimiento.
§ 270. La causa de parecemos pequeño el reconocimiento de nuestros favorecidos es, que el orgullo del que da y el orgullo del que recibe, no pueden convenirse sobre el precio del beneficio.